lunes, diciembre 27, 2004

Enrique Vila-Matas y su nueva novela



El protagonista de la próxima obra de Enrique Vila-Matas, uno de los narradores españoles más elogiados por la crítica nacional e internacional, galardonado con el Premio Herralde de Novela 2003 por El mal de Montano, es un escritor que se desaparece por un mes sin que nadie se percate de su ausencia, sin que nadie lo busque.
La soledad es uno de los temas preferidos del autor de El Viaje vertical, obra que le ganó el Premio Rómulo Gallegos, y no porque él se encuentre solo en la vida —“afortunadamente no lo estoy”, confesó a Crónica—, sino porque le preocupa que infinidad de gente pueda pasar muchos días sin que nadie se acuerde de ella.
Le pasó a Agatha Christie, recordó. La escritora un buen día decidió desaparecer, se registró en un hotel con un nombre falso y la encontraron hasta 11 días después.
“En mi caso el narrador también decide desaparecer y pasa un mes sin que lo busque nadie, sin recibir un solo email ni correspondencia alguna, y se da cuenta que a nadie le importa que haya desaparecido. Es el tema de la soledad, tema que me interesa como literato...”
Para identificarse con el personaje, su pasmosa imaginación burkiana lo obligó a viajar a Andalucía, donde, aseguró a Crónica, era improbable que alguien lo buscara.
Pero, como escribió Victoria de Stefano en El lugar del escritor: “Hay azares fruto de deliberaciones misteriosas que se resuelven en nuestra ignorancia y a nuestro favor”, y así le pasó a él.
“Una amiga de Barcelona se enteró que estaba ahí y me llamó. Ella no sabe que le estoy profundamente agradecido de que haya pensado en mí. Es importante esto. Porque pueden pasar muchos días sin que nadie te llame; sin que nadie piense en tí...”
Relajado, con el rostro plácido de un niño pícaro, el autor catalán conversó con Crónica hace unos días en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, a la que asistió como uno de los 50 autores de su país y donde participó en varios foros.
En la charla, además de adelantar el tema de la obra en la que está trabajando ahora, describió el proceso que sigue cada día:
“Todas las mañanas me despierto entre las siete y ocho de la mañana; después de tomar un café instantáneo y, como calentamiento, leo ensayos, y me muero de envidia de no haberlos escrito yo. No leo novelas, para no influenciarme. Después escribo entre diez y doce horas diarias”.
Tampoco ve televisión, aunque admitió que el aparato está siempre prendido en su casa; no es asiduo al cine, incluso una de sus obras se llama No voy al cine, de la que cuenta haber recibido una sola crítica que le advertía “usted se lo pierde”.
Antes de dedicarse a la literatura, Vila-Matas quiso ser torero. Tenía cuatro años.
“Mi madre me confeccionó un traje a la medida para que toreara frente a mis amigos en el pueblo de la Costa Brava donde vivíamos. Era verano e invitamos a cuatro o cinco amigos a merendar a cambio de que vieran la corrida. Lo que yo toreaba era una cabra disecada que había cazado mi abuelo hasta que apareció un perro en la plaza y salí corriendo... Los niños se molestaron muchísimo y ahí terminó mi carrera de torero”.
Con ese humor, que oscila entre lo fino y lo irónico, contó que fue luego de ese fracaso que inició su afición por la lectura; cuando buscaba estar solo y para lograrlo se refugiaba en las hojas de los libros, que al principio no leía, pero a fuerza de costumbre y de ver las letras, empezaron a gustarle.
Así, se convirtió en escritor, cuya prosa alada es altamente biográfica:
“Casi todos mis personajes son yo mismo. Mis novelas son de narrativa pensada, como ensayos mentales”.
Trabaja en un estudio con un gran ventanal que le permite apreciar Barcelona completa; al lado derecho escribe sobre una mesa que conserva desde hace años; sobre ésta la computadora y una varita mágica que le regaló una amiga medio bruja, que frota cuando empieza a escribir.
Pero su humor, aseguró, es mucho más “cervantino” que negro.
“Mi humor es muy cervantino, muy comprensivo con el género humano, con sus defectos... Yo me río de mi mismo y de los demás, de forma sana, no con mal humor.... Mi humor es casi involuntario. Yo creía que lo tenía todo el mundo, pensaba que todos eran así: que estaban de buen humor y un día descubrí que no todos eran así. Que hay quienes no tienen ningún humor... Yo no lo sabía...”
En todo caso, su prosa tiene un tono flemático que es inversamente proporcional a su agudeza irónica. Cobró notoriedad en Barcelona cuando la prensa descubrió que, ataviado con un abrigo rojo, se mezclaba entre la gente que transitaba en autobuses para escuchar los diálogos de los transeúntes y apropiarse de sus voces.
“Las conversaciones que escuchaba me parecían salidas de mis cuentos, aunque mucho más enloquecidas. Hasta que no pude hacerlo más. Barcelona es muy pequeña y los periodistas se enteraron de que yo, con mi abrigo rojo, me dedicaba a subir a los autobuses y escuchar a la gente. Y lo publicaron...“
Con cara de sorprendido, reflexionó:
“Siempre se ha dicho que yo soy raro, cosa que siempre he intentado refutar y finalmente, a través de dos amigos, han llegado a la conclusión de que no soy nada raro, sino que me suceden cosas raras”, y esos eventos extraordinarios pueden llegar a ser novelas, y en su caso, muy exitosas.

miércoles, diciembre 15, 2004

Raúl Rivero, ahora un icono, siempre ha sido un poeta que le canta al amor


Raúl Rivero, ahora convertido en un icono mundial tras su sonada liberación la semana pasada, es el mismo poeta del verso blanco que le canta al amor; antes, cuando trabajaba como periodista de Prensa Latina y después, cuando fue encarcelado por recibir dinero del extranjero por su trabajo de periodista y por sus “vínculos” con Washington.
El autor de “Angela, me dabas fiebre/ me moría recorriendo tu cuerpo lleno de sobresaltos/ y palabras inimaginables a tus catorce años” (Donde clamo por Angela, 1969) pronto verá 45 de los poemas que escribió en la cárcel publicados en España en un volumen titulado Corazón sin furia.
Ese es uno de los beneficios que recibirá El Gordo tras su excarcelación que suscitó innumerables reacciones en el mundo, todas positivas, mientras las autoridades de la isla mantienen un silencio hermético sobre el asunto y nadie, salvo el propio ex reo, interpreta su liberación como el posible inicio de un proceso “lento” de cambios.
A pesar de que El Gordo ha asegurado que su poesía, tras los 20 meses que estuvo en prisión, será “más profunda y triste”, sus más recientes trabajos mantienen la sencillez con que Rivero siempre ha abordado el tema amoroso.
Un ejemplo es el poema Teatro, que será publicado en Corazón sin furia. A continuación, un extracto del mismo:
“Pasó que nos conocimos/ Eramos los personajes/ que el otro añoraba que fuéramos/ Así es que aquellos años/ los perdimos/ haciéndonos que amábamos./Eso pasa, señora de Valdés/ eso sucede hasta en las mejores familias de palabras/ Yo quise a una mujer/que Ud. no era...”
INICIOS. Su actividad como disidente empezó cuando, en 1991, firmó una carta junto con 10 intelectuales pidiendo la creación del mercado libre campesino. El entonces ideólogo del Partido Comunista Cubano, Carlos Aldana, lo satanizó.
Pero Rivero siguió escribiendo sus poemas de amor y sus artículos periodísticos, aunque a fines de los años 90, ya lo hacía para medios extranjeros.
Su poema Matar a un Poeta, por ejemplo, lo publicó la editorial SIBI de Miami en 1996:
“Es muy hermosa la muerte de un poeta./ Lo recuerdan sus viudas más piadosas/ hay muchas flores y ofrendas oficiales/ y los compinches de bares y cantinas/ lo evocan en las barras habituales/ con oleadas de rones melancólicos./ Es excelente la muerte de un poeta/ porque podemos recordarlo con poéticos discursos/ donde se disimulan con tinta de notario/ las odiosas manías que acosan a esos seres”.
La excusa del gobierno de Cuba para encarcelarlo fue porque él y otros nueve intelectuales, recibían dinero de empresas periodísticas extranjeras, delito que fue creado con una ley en 1997. También lo vincularon a los intereses de Washington.
Ahora, que Rivero ha optado por quedarse a vivir en La Habana, su fama mundial sin duda le traerá más beneficios económicos que posiblemente Cuba ignorará para mantener el apoyo del gobierno español de Rodríguez Zapatero, que presionó al régimen de Fidel para lograr la excarcelación de Rivero y 13 más del Grupo de los 75.
Tras haber ganado el estatus de héroe de las letras, la excarcelación de Rivero ha sido motivo de “alegría” para intelectuales en México y España.
“Me alegro de la libertad del poeta, y me alegraría de todas las libertades. A Cuba ya no la defiende el lugar común del miedo al enemigo; la defiende el futuro, y lo tapian encerrandolo”, dijo el escritor español Juan Cruz.
“Era una situación abyecta. Es increíble que después de más de 45 años de dictadura no haya podido modificar su criterio, máxime cuando Abel Prieto ha sido un defensor de la literatura por encima de la política”, dijo a Crónica el escritor mexicano Hernán Lara Zavala.

La Habana, Testimonio 69
Los barcos entran al pueblo de La Habana
como gigantes ciegos
teniéndole el alma a la bahía.

A bordo traen tractores
carros, maquinas agrícolas
que horas después opera una muchacha en Camagüey
un adolescente que abandonó su casa
que dejó la ciudad y se rompe las manos contra la tierra
por que el futuro
el pueblo
la esperanza.

A bordo vienen los marinos
poseídos por sus antepasados
nuevos conquistadores
llenos de baratijas
radios portátiles, grabadoras Sanyo, caminas y perfumes
a perderse en las calles del Vedado
a caminarlas por la piel
por la noche por la labor de Celestina que ejerce
sin prejuicio
el maricón moderno.
(Del poemario Papel del hombre, 1969, Extracto)

Amor punto final
Para este poema no había lápices,
ritmos ni hojas blancas.
Es una especie rara que ya nadie esperaba.
Estos son peligrosos
porque bajo la mansedumbre
que los levanta
trabajan los presagios,
se esconde la sabiduría,
que tiene un sitio para las joyas
y una liturgia para los escorpiones
¡Ah poema con minas
en todos tus acentos!
Versos que yo no esperaba,
pero estaban ahí,
a la espera de las fragilidades
y el laberinto de la línea recta.
El nevado poema castellano
que pudo ser un madrigal
y se abre como una madriguera
donde vengo a enterrar el amor.
(De Corazón sin furia, poema escrito en la cárcel)

martes, diciembre 07, 2004

Fuentes es tan leído en España como Savater en México: Jorge Herralde

Barcelona, capital de la edición literaria

Fuentes es tan leído en España como Savater en México: Jorge Herralde

Mientras en México la obra de narradores españoles se vende poco y los ensayos de autores ibéricos tienen mucho éxito, en aquel país europeo las novelas de reconocidos autores mexicanos son muy populares, en palabras de Jorge Herralde, director de Anagrama.

“El ensayo de autores españoles como Fernando Savater se vende más en México y la narrativa mexicana, como la obra de Carlos Fuentes y Sergio Pitol, se lee más en España,” opinó el editor catalán en el foro Barcelona, capital de la edición literaria, en el marco de la XVIII Feria Internacional del Libro 2004.

El editor catalán Oriol Castanys coincidió con Herralde y agregó que “en España se lee mucho menos literatura catalana que mexicana”.

Sobre la necesidad de promover la literatura mexicana en el país ibérico, Herralde, legendario por haber inspirado el surgimiento de pequeñas editoriales con la fundación de Anagrama en 1969, dijo que la calidad no necesita promoción.

“Si el autor tiene algo que decir; si tiene calidad, no habrá necesidad de hacerle mucha promoción”, dijo el experto.

Sin embargo, lamentó la falta de un medio de comunicación, tanto en México como en España dedicado exclusivamente a la industria editorial. “Desgraciadamente, no tenemos una revista sólida como lo es Publishers Weekly en Estados Unidos”.

Por otro lado, el fenómeno del best-seller es responsable por la inequidad del mercado editorial, pues ha provocado que “pocos libros se lean mucho y muchos se lean poco”, sentenció Herralde.

En respuesta a una pregunta sobre su criterio para publicar, el experto contestó tajante: “No tengo ningún otro patriotismo que el de la calidad”.

Los dos editores catalanes participaron en la mesa sobre la situación de la industria editorial en México y España que se llevó a cabo ayer antes del último coloquio del día, Exilio y memoria en la literatura catalana Barcelona, que protagonizaron los escritores de esa región española Juame Cabré y Biel Mesquida .

El catálogo de Anagrama, ahora de las editoriales que más latinoamericanos publica en España, incluye autores tan variados como Truman Capote, Paul Auster, Sergio Pitol, Enrique Vila-Matas, Carlos Monsiváis y Augusto Monterroso.

lunes, diciembre 06, 2004

¡CARLOS FUENTES SE REELIGE!

5.12.04
¡CARLOS FUENTES SE REELIGE!

Los niños del demonio
¡Alaaaarma!
¡El ritmo fatal!
¡La bomba!
¡Alaaaarma!
Visitarme en el infierno
Mira en el centro de mis ojos
Tú conoces el diablo
Soy el diablo
¡Diaaaabloooo!
Una nota de La Crónica. Después una larga perorata de mi parte. (Y antes de que se me olvide: ¡Saludos a Guaymas!).


Fuentes pasa estafeta de la generación del boom a la del boomerang

Ma. Lourdes Pallais

Carlos Fuentes escogió el arranque de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara para representar uno de los acontecimientos literarios más importantes de la lengua española desde los años sesentas: seleccionó a sus hijos literarios, conocidos como la generación del boomerang, y les pasó la estafeta de la generación del boom.
Fuentes, de 76 años, nunca antes había cantado un aria en público, aunque en palabras de uno de sus editores, “cantar es una de las cosas que mejor hace”. La idea fue de Jorge Volpi, quien se lo sugirió luego de escuchar a Xavier Velasco “rapear” durante el diálogo intergeneracional boom- boomerang en uno de los muchos foros de la FIL.
“Después de escuchar el rapeo de Xavier, Fuentes me preguntó: ¿Y ahora qué hago? Cántate un aria, le dije, y lo hizo”, contó Volpi a Crónica este domingo.
El autor de Aura imitó a María Callas entonando un aria de La Traviata: de excelente humor y con evidente talento musical.
Pero más allá de su despliegue operístico, en el encuentro, Fuentes seleccionó a sus vástagos, ubicados en una joven camada de escritores encabezada por Jorge Volpi, de 36 años.
El propio Fuentes escogió a los autores que participaron en el foro y los sentó a su gusto y antojo. Volpi, Ignacio Padilla y Pedro Angel Palou, del Crack, a su derecha; Cristina Rivera-Garza y Xavier Velasco a su izquierda. Al primer grupo lo calificó de “archipiélago” y al segundo, de “islas”.
El académico Gonzalo Celorio, que no pertenece a ningún grupo, fue su selección para moderar el foro. Así, el diálogo intergeneracional organizado en la FIL fue la opción de Fuentes para seleccionar a sus herederos intelectuales, tres de los cuales integran la generación del Crack que rompió con el realismo mágico del boom y Rivera-Garza con Velasco, dos aparentes nuevos miembros (aunque el autor de El Diablo Guardián se enojó cuando un periodista le dijo “te aliaste” a los del Crack).
En la suerte de ceremonia de sucesión, todos, menos Velasco, el propio Fuentes y Rivera-Garza, estaban vestidos de manera formal, con corbata e impecables sastres.
El encuentro que abarrotó uno de los salones de la FIL fue también una oportunidad para todos, con excepción de Rivera-Garza, Celorio y Padilla, de agradecer, de diferentes maneras, la deferencia que Fuentes tuvo con ellos.
Pedro Angel Palou, por ejemplo, contó que hace unos años, él y su amigo Volpi, llegaron a la FIL como “dos escritores oscuros a una editorial oscura” para firmar la primera novela del también secretario de cultura de Puebla.
Pero el tiempo pasa, y esta vez, Palou acudió a la FIL "gracias a la generosidad de Carlos Fuentes y le estoy muy agradecido”, dijo escueto pero directo.
El tono de Velasco fue mucho más efusivo. Confesó que debía su pasión por la literatura a una conferencia de Fuentes sobre brujas y hechiceras, y el maestro le contestó “una hechicera merece un bolero de Agustín Lara, pero una bruja no.”
Después de que Fuentes imitara a la Callas, Velasco se volvió a entusiasmar: “la literatura es un hombre imitando a una mujer que cantaba mal”, en lo que fue interpretado como un gesto de devoción al maestro.
Antes, Fuentes había hecho un erudito y entretenido diagnóstico de la obra de los cinco autores con quienes compartió la mesa.
Todos, aseguró, hubieran sido conducidos a la pirámide de Teotihuacán para lincharlos por los temas que narran y el estilo de sus obras, pero ninguno necesita a la Virgen de Guadalupe o a la Malinche, “la primera milagrosa y la segunda seductora” para inspirarse.
Sobre Padilla, dijo que su temática es “la retórica del infierno”. De Volpi recordó su preocupación por la ciencia. En su obra, Volpi se pregunta si “la ciencia ha dejado de ser inocente por ser ciencia y hasta puede destruir el universo”. Mencionó el “monólogo tartamudo” de Palou y sobre la obra de Rivera Garza, afirmó que la autora “nos hace pensar que una cosa es la escritura y la otra la lectura”. Sobre El Diablo Guardián de Velasco, aseguró que era una obra tradicional de la picaresca escrita con un lenguaje popular y cómico “aunque dramático” (porque los personajes no se entienden entre ellos).
En palabras del escritor norteño David Toscana a Crónica, el maestro así bendijo a sus discípulos: “Estos son mis hijos bien amados en quienes he puesto mis complacencias. Escuchadlos. Carlos 3-16”, en palabras del autor de El último lector.

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Heriberto Yepez comenta en su @rchivo h@che:

Lo que hace Fuentes es obvio. Quiere continuarse en otros.
Fuentes sigue creyendo que la literatura es edípica y, peor aún, monárquica.
Los del Crack, con todo mi respeto, se dejan querer bonito. Ellos quieren formar parte del Cranon. No puedo hablar de buena parte de su obra porque no le he leído, pero si el Crack se asume como una ruptura, habría que realizar una exhaustiva investigación para averiguar de qué son ruptura.
Ruptura con Fuentes y su «Boom» evidentemente no. Entonces, específicamente, ¿de qué son ruptura? En sus manifiestos, por cierto, no queda claro qué pedo. Y es que solamente hay algo peor que un Edipo —oh Deleuze—: un Edipo que ni se anima a coger con Yocasta ni mata a su padre. (Ni mucho menos resuelve acertijos). De Edipo Rey a Edipo Pasivo.
Las virtudes del Crack son muchas, quizá la principal es haberse agrupado. México es un país en donde los escritores se ningunean mutuamente, en donde la descalificación al trabajo ajeno es la norma y el solo hecho de que algunos escritores decidan trabajar juntos, comunicarse, ayudarse y leerse, es un rasgo de inteligencia y amistad que debe reconocerse.
Por otra parte, el Crack es una ruptura inverosímil.
No es casual que la periodista escriba su texto con cierta ironía. En México, las autoridades cada vez pierden más credibilidad. Incluidas las literarias. Carlos Fuentes —junto con Carlos Monsiváis y Enrique Krauze— es una de las autoridades paternales en las que muchos buscan protección y cobijo.
Fuentes, a su vez, se beneficia nombrando «hijos». Así construye la ilusión de que estos cinco escritores lo prosiguen. Asegura su carácter de tronco de la Literatura Nacional, se reCanoniza con aquellos que podrían haber sido su ruptura. Fuentes es muy inteligente: ha optado por adoptar a los que podrían ser sus parricidas.
Y si bien critica a Bush II, Fuentes, con este tipo de estrategias, se reelige. Pero más que Bush, Fuentes quiere ser el Calles de la literatura mexicana contemporánea.
Si él y Paz creían que la literatura moderna está hecha de rupturas; ambos, curiosamente, se aseguraron de que a sus «hijos adoptivos» y discípulos directos no se les fuera a ocurrir ponerse ‘modernos’.
Francamente, una ceremonia como ésta dice más de Fuentes que de los cinco escritores que, en distinto grado aceptan, promueven o conceden el bautizo. Y lo que dice es que Fuentes tiene angustia y demasiado ego. Habría que recordarle lo más elemental de la literatura: no se hereda.
No me imagino a Rulfo haciendo algo semejante.
Obviamente nadie podría creer que su intención sea otra que oficializar a sus sucesores. Él no lo va a decir ni los afectados o beneficiados lo van a aceptar abiertamente. Buena parte de estos juegos involucran el arte de la simulación, el auto-engaño, el silencio.
A veces concebimos a los escritores como seres especialmente tácticos. Mi experiencia me revela que este casi nunca es el caso. El escritor es frecuentemente una persona con las mismas inseguridades, desajustes emocionales, ambivalencias, intereses, como cualquier otro terrícola. Así que ante la decisión de si recibir o no el compadrazgo o el apadrinamiento cometen las mismas fallas que el resto. En mi perspectiva personal, pedir, recibir o conceder el Fuentenazgo (el Fuentasazo en la espalda) es mala estrategia.
Además, ¿que te declare archipiélago? «Archipiélago» en México sólo uno, my friends, y ese es el de los Contemporanéos. Respect, ok? Los Contemporáneos, desde su posturas sexuales hasta sus posturas literarias desafiaban los valores dominantes de nuestra sociedad. El Crack es más bien tradicionalista. Y la prueba es que a la derecha de Fuentes te ves.
¿«Islas»? Too romantic. Islas ya no puede haber. Las editoriales, el Internet, la vida misma lo impide. Alguna vez todos creímos que era posible el margen, el underground, pero un año después supimos que nel. En una época de total exposición apenas se da con una isla, o las corporaciones la hacen un paraíso fiscal o los medios, un reality show.
Por cierto, Coronado era una isla, luego le pusieron un puente y ahora es una base aérea.
Además, ¿islas según quién? ¿La Atlántida?
¿«Boomerang»? No manches, Carlos, no manches. La naturaleza del Boomerang es volver a donde mismo. Así que del Boom al Boomerang no hay demasiada novedad. Y, sobre todo, la obra de estos cinco escritores no puede ser encapsulada en una fórmula tan mala. En un país como México, llamarles Boomerang es aniquilarlos, hacerlos presa fácil de la prensa, la crítica latosa y los lectores sanborns. Tú los encapsulas para que formen tu joven familia, pero a ellos les pegas en la madre.
Y por su lado, aceptar la condecoración significa promover una ideología bastante caduca. Aquella que indica que la literatura es un acto de transmisión familiar entre unos cuantos individuos, estructurados entre sí mediante un evidente linaje patrilineal, en que Fuentes es el padre generoso, y los otros son sus continuadores, aquellos que en otro momento, a su vez, entregarán la estafeta.
Anyway, ¿cuál estafeta? La literatura es una estructura mucho más compleja. No es casualidad, por supuesto, que este tipo de actos ocurran ahora en México, precisamente cuando la «República de las Letras» (como otras estructuras hegemónicas del país) es objeto de serias críticas y, en sí misma, se está desarticulando, a falta de renovación intestina seria.
Además, Fuentes está en pleno desprestigio literario. Sus últimos libros no han podido superar a los primeros, esas joyitas como Aura, un libro estupendo. Fuentes, en el gusto de muchos —lo cual no significa sino eso: en cierto gusto— va de picada como escritor. Tener hijos, por ende, es un acto de autopublicidad y fuente de eterna juventud.
«¡Yo soy el Papá!» Fuentes ahora declara su propio derecho a renacer.
No podemos decir que la percepción de la reportera sea errónea. Efectivamente este rito cultural en nuestra cultura —como en muchas— es un acto de trasmisión del poder.
Negarlo sería hacerse guaje.
Pero es un acto bastante artificial. Los del Crack, ya lo dije, se vuelven cada vez más increíbles como vanguardia, movimiento crítico, ruptura. Lo que quieren, al parecer, es tener papá.
O, como diría nuestro secretario, a falta de Whole Enchilada, aunque sea el Taco Bell.
Rivera-Garza —en mi juicio la más inteligente y más interesante escritura de los cinco— no necesita el apoyo de Fuentes. Al contrario: le estorba. Lo que ella representa es una transgresión respecto a cierto lenguaje literario mexicano. Su silencio, sin embargo, concede. Su opción, creo, es dejar que obra hable por sí misma. Quizá esa sea su apuesta. Ojalá fuese la de hacerle saber a Fuentes que thanks but no thanks.
¿Velasco? C’mmon, loco. Lo único que tienen en común Fuentes y Velasco es la casa editorial. Lo que he leído de él me ha parecido, a la vez, divertido y convencional. Pero me parecen mucho más interesantes las literaturas de Bellatin, Fadanelli, Toscana, Sada, Laurent-Kullick, Elmer Mendoza, E. A. Parra y una larga lista. Además, ¿qué no se supone que Velasco es un tipo algo loco? La neta: que se haya iniciado en la literatura leyendo a Fuentes es decepcionante —no ayuda a la imagen ‘cool’— y más parece uno de esos rollos que alguien se avienta para caerle bien al jefe.
Lo que dijo Toscana da en el blanco.
En mi opinión, por otra parte, si bien ser adoptado por Fuentes o dejar que otros así lo perciban puede ser beneficioso en términos de invitaciones, puestos, traducciones, prestigio entre otros Jefes Literarios, etcétera, en términos de lectores, ocurre todo lo contrario. El lector mexicano es sarcástico, está harto. Entre el lector mexicano y los linchadores de Tláhuac hay una perfecta continuidad de actitud. Un hartazgo de las arbitrariedades de las autoridades, una desconfianza plena ante cualquier acto de trasmisión de poder. Todo mexicano es un Travis Bickle automático.
Desgraciada o afortunadamente, ser adoptado por Fuentes, a estas alturas de la sociedad mexicana, not a good idea. Ni siquiera en cuestion de marketting. Y como postura intelectual crítica, mucho menos. Lo que Fuentes hizo es, exactamente, lo que como escritores debemos criticar.
Si una función tenemos, además de escribir libros interesantes, es desafiar estructuras anacrónicas y proponer nuevos paradigmas sociales.
No sé porqué pero orita me acorde de aquella telenovela. Quinceañeras.
Por otra parte, ¿a quién no le daría gusto sentarse con Fuentes y tener la oportunidad de dialogar con él? Solamente un idiota o un mamón rechazaría una oportunidad así, ya sea en la Feria del libro o un café.
El meollo del asunto es que como escritores, ¿por qué no practicar gustos críticos? Sobre todo, gustos públicamente críticos. De otra manera, luego no podemos quejarnos de que la figura del escritor mexicano sea señalada como crecientemente complaciente.