lunes, marzo 30, 2015

Censura a la mexicana





Por María Lourdes Pallais.- (México, D.F.)
Hubo presión, a la mexicana, de la emisora de radio privada donde laboraba para que la reconocida periodista Carmen Aristegui se abstuviese de difundir un riguroso reportaje elaborado por su equipo de investigación sobre una multimillonaria operación inmobiliaria de la familia presidencial.
La presión de MVS contra la divulgación del reportaje que denunció el conflicto de interés en la compra de una mansión por parte de la esposa del presidente Enrique Peña Nieto a un contratista del gobierno, no fue “en tono impositivo” sino de “búsqueda de comprensión” para que Aristegui, de motu propio, se autocensurara.
El presidente ejecutivo de MVS Comunicaciones Joaquín Vargas Guajardo informó a su ex empleada, calificada por Forbes como la segunda mujer más poderosa de México, que “si se transmitía esa información en Noticias MVS se daba por sentado que el programa desaparecía”.
Así lo asegura la periodista “incómoda” que el pasado 15 de marzo fuera despedida de MVS Radio, donde laboró seis años al frente de uno de los noticieros radiales con más ratings, tras exigir la reinstalación de dos de sus colaboradores, también despedidos por presunto uso indebido del nombre de la empresa en Mexicoleaks, una plataforma para documentos y denuncias anónimas de la ciudadanía.
En su portal online, MVS, empresa que cuenta con un sistema de televisión de paga que quiere entrar al negocio de la televisión abierta, rechaza la versión de la comunicadora.
Fue ella quien prefirió publicar el reportaje “La Casa Blanca” en Aristegui Noticias, portal de la conductora, en lugar de hacerlo en el espacio que MVS Noticias le permitió encabezar sin inmiscuirse en su línea editorial durante seis años, asegura la empresa en un comunicado.
La salida del equipo periodístico, que trabajaba en el popular espacio radial matutino de MVSconvertido en “una tribuna independiente de denuncia”, se dio meses después que el reportaje se convirtiera en el peor enemigo del gobierno de Peña Nieto, dentro y fuera del país.
Antes de la difusión de esa pieza de investigación, durante el primer año y medio de su gestión, Peña Nieto había sido vitoreado por la prensa internacional por las supuestas bondades de sus reformas económicas estructurales.
Pero después de noviembre de 2014, Peña Nieto se convirtió en uno de los presidentes menos respetados por la prensa internacional, aliada ésta en la difusión del reportaje sobre la “Casa Blanca”, el mismo día que fue publicado primero en Aristegui Noticias y luego comentado en el programa matutino de MVS Radio.
Aristegui buscó el apoyo de los corresponsales extranjeros para la difusión de su trabajo de investigación. Un nutrido grupo no dudó en hacerlo, tras comprobar que se trataba de una investigación rigurosa que crearía olas, intuyendo que la comunicadora estaría siendo sujeta a una censura indirecta, a la mexicana.
Fue así que el 6 de noviembre pasado, en oficinas cercanas a MVS en el DF, Aristegui y su equipo reunió a Los Angeles Times, New York Times, Washington Post, Wall Street Journal, McClatchy, The Guardian, The Financial Times y CNN con la idea de que publicaran la historia el mismo día que saliera en Proceso y en su portal, más no en MVS.
Con ese acompañamiento, Aristegui se estaría blindando de represalias del gobierno de Peña Nieto contra MVS. Si la historia alrededor de la adquisición de la “Casa Blanca” salía antes en la prensa internacional, ella no sería señalada como la única promotora del escabroso asunto.
El 7 de noviembre, un día después de la reunión entre Aristegui y la prensa extranjera, el gobierno anunció la cancelación del proyecto del primer tren rápido en México, entre el DF y Querétaro, que había sido otorgado al Grupo Higa, empresa que le vendió la “Casa Blanca” a la Primera Dama.
La prensa extranjera pensó de inmediato que el reportaje, que se habría filtrado antes de publicado, fue la causa de la suspensión de la licitación que habría favorecido a la empresa de la blanca casa “negra” de la Primera Dama. El vocero del gobierno lo negó de manera vehemente.
Todo pareció quedar mas o menos tranquilo entre gobierno, empresa y comunicadora hasta el pasado 15 de marzo cuando, en opinión de muchos observadores, MVS encontró la excusa para despedir a Aristegui, a pesar de que su programa radial estaba entre los tres más escuchados del país.
Off-the-record, algunos analistas opinan que desde hace tres años, MVS estaría buscando la forma de deshacerse de Aristegui.
El despido de Aristegui y su equipo ha dejado un silencio ensordecedor en MVS radio de las mañanas; y en las redes sociales, pocos son los cibernautas mexicanos que hablan de otra cosa, salvo para asociarlo con el caso #Aristegui.
En Twitter, #EndefensadeAristegui y #AristeguiSeQueda encabeza la lista de tópicos más comentados en México e incluso aparece entre las tendencias mundiales de esa red social. Y con #MexicoWantsAristeguiBack, miles de mensajes lo han colocado en primer lugar de tendencias en México y el tercero a nivel global.
Por ahora, el incidente ha desplazado a los temas que atormentan desde septiembre pasado a Peña Nieto, tras la desaparición forzada de 43 estudiantes en un operativo de la policía municipal en alianza con el narco que controla la vida en el estado de Guerrero.
El despido de la conductora y su equipo ha sido interpretado como “una arrebatada decisión empresarial, una afrenta a su audiencia” que va más allá del culto a Aristegui. Fue “un nuevo golpe a nuestro precario sistema de equilibrios”, en palabras del académico Jesús Silva-Herzog Márquez.
Otros, como el escritor Juan Villoro, opinan que fue “una muestra más” de que el gobierno de Peña Nieto “no tolera la crítica, los reclamos sociales o la disidencia”.
Para Edgardo Buscaglia, investigador de la universidad de Columbia, es un caso de “inevitable censura autoritaria”. MVS tuvo que “fabricar” un “conflicto laboral ficticio para deshacerse de ella antes de las elecciones de junio” de este año, que el Instituto Nacional Electoral califica como “las más complejas en la historia” con más de dos mil cargos de elección popular en disputa.
“Los principales medios de comunicación son un instrumento político de los gobiernos de turno inmersos en un conflicto de interés sistémico y permanente entre medios y gobiernos (…) los sistemas de otorgamiento de dineros para publicidad o de concesiones son procesos discrecionales 100% politizados”, insiste Buscaglia a IDL-Reporteros.
Gabriel Sosa Plata, el ombudsman de las audiencias de MVS, asegura a IDL-R que en México, “los periodistas y medios que no tienen algún tipo de relación corporativa, amistosa, incluso accionaria con el poder, viven un acoso permanente del poder político, y del económico”.

“Si recontratas a Aristegui, a tu proyecto se lo lleva la chingada”

El empresario Joaquín Vargas, principal accionista de MVS es un excelente ejemplo de la veracidad de esa afirmación del ombudsman.
Hace seis añosMVS abrió el espacio matutino diario de cuatro horas que conducía Aristegui “mientras que los otros (se han mantenido) más cerrados que una monja de clausura”, opina el analista Sergio Aguayo, quien formó parte de una mesa redonda semanal en ese espacio, a IDL-Reporteros.
Dos años después, en 2011, Vargas primero despidió, y luego recontrató a Aristegui, tras admitir que había sido presionado por el gobierno del entonces Presidente Felipe Calderón para deshacerse de ella.
Todo empezó el 4 de febrero de 2011, cuando, con ese su estilo desafiante pero no siempre armado de datos sólidos, Aristegui lanzó al aire una pregunta sobre el supuesto problema de alcoholismo de Calderón.
“Minutos después, recibí una llamada de la señora Alejandra Sota, Coordinadora de Comunicación Social de la Presidencia, quien me exigió una disculpa pública por parte de la periodista”, relató Vargas días después en una extensa conferencia de prensa donde contó las presiones que recibió para despedir a Aristegui a cambio de expandir su negocio de telecomunicaciones con la banda ancha móvil.
“Una vez dada a conocer la salida de Carmen Aristegui de MVS, y en función de la fuerte reacción ciudadana, nuevamente recibí llamadas y mensajes en las que me exigían, una vez más, aclarar que el Gobierno no tenía injerencia alguna en su despido y que era una decisión de la empresa. Por supuesto, me negué a ello.”
Y continuó contando que el entonces Secretario del Trabajo Javier Lozano le dijo: “hemos encontrado que tu proyecto de la 2.5 GHz, tiene méritos propios, pero si recontratas a la periodista, a tu proyecto se lo lleva la chingada y te olvidas de este Gobierno hasta su último día”.
Hoy, con esos antecedentes, no es raro que la mayoría dude de la versión oficial de MVS en relación al despido de la controversial comunicadora y su equipo.
“Siempre he creído que para MVS éramos primero una moneda de cambio en sus negociaciones con el gobierno”, reflexiona Aguayo en charla con IDL-R.
Diversas versiones aseguran que hoy en día, hay negociaciones en curso entre el gobierno y la empresa de Vargas, grupo multimedia que opera cinco estaciones radiofónicas en América Latina y que busca ampliar la concesión que recibe del gobierno para transmitir sus diversos contenidos en sistemas de televisión abierta.
De lo que no hay duda es que el pasado 12 de noviembre, dos días después de que saliera a luz pública el reportaje de la Casa Blanca en el portal Aristegui Noticias, el oficial Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) declaró “improcedente” modificar la concesión de MVS para ofrecer en abierto su canal de cable. La empresa informó entonces que impugnaría la negativa.
Y, en los últimos dos años, el IFT ha multado a MVS en varias ocasiones, por razones diversas, pero en decisiones que muchos han interpretado como el precio que MVS ha tenido que pagar, ante el gobierno, tanto el actual de EPN como el anterior, por mantener a Aristegui seis años en el cuadrante.
“Carmen ha sido una voz muy incómoda para los poderes gubernamentales y los fácticos (…) es una periodista incómoda para el status quo. La familia Vargas ha pagado durante mucho tiempo el precio político y monetario por sostener a Aristegui”, concluye la experta en medios Aleida Calleja a IDL-Reporteros.

jueves, febrero 26, 2015

México carga su historia a flor de piel: Sergio Ramírez



Su relación con México empezó hace casi medio siglo, cuando llegó por primera vez al DF con la “osadía” de que le publicaran un cuento por el que recibió, de manos de Agustín Yáñez, su primer diploma literario. En esa misma visita, Joaquín Díez-Canedo lo introdujo al grupo de “Los Divinos”, integrado por Salvador Novo y Alí Chumacero, entre otras luminarias.

Fue así que México se convirtió en la “patria literaria” del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, quien acaba de recibir la segunda edición del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español, por su “literatura comprometida con una alta calidad literaria”.

En entrevista con EL FINANCIERO asegura que “México es una palabra que puede ser sustituida por muchas otras, como mágico”, porque es “un gran mural en movimiento”, un país “de enormes contrastes” que carga con su historia “a flor de piel”: desde la “megalópolis” que es el DF, el México rural de Juan Rulfo, hasta el folclor sanguinario de los narcocorridos y la narcocultura.
Para el escritor, vitoreado por el jurado como “un intelectual libre y crítico de alta vocación cívica”, la violencia desatada ahora en México es producto de lo que él define como “una centroamericanización”.

“La violencia conspira contra el estado de derecho, y el crimen organizado trata de fracturar y debilitar las instituciones, penetrar las fuerzas de seguridad, corromper, y sustituir el estado, como ocurre hoy en Honduras, Guatemala, El Salvador”, explica el también Premio Alfaguara 1998.

Y es que, abunda, “la violencia ha sido endémica en Centroamérica”, desde “la violencia revolucionaria de los años 80” del siglo pasado, hasta “la violencia de los cárteles de la droga, de los grupos delictivos y de las pandillas, que conspiran contra el estado de derecho”.

En el caso de México, “quedan preguntas abiertas, cierto, como de dónde salieron las bandas de narcotraficantes. A fuerza, se ha creado una narcocultura, que también es parte del México contemporáneo, del México de los inmigrantes pobres que son asaltados, asesinados y atrapados en la frontera con Estados Unidos. Todo esto al lado de la enorme grandeza de su cultura, de sus escritores, de su patrimonio histórico”, reflexiona.

Ficción vs. Política

De andar y hablar pausado, casi andino, pero alto, altísimo, y muy centroamericano, Sergio Ramírez admite que el Premio Carlos Fuentes, dotado de 250 mil dólares, lo ha “elevado” a una categoría distinta y sin duda ha alimentado su vanidad. “Detesto escribir para ganar premios. Pero cuando uno los recibe, hay que disfrutarlos”.

El halago es doble cuando se trata de un premio que lleva el nombre de su maestro y cuyo primer galardonado fue nada menos que el peruano y Nobel Mario Vargas Llosa.

No se siente un “animal político” y no le gusta que lo asocien con la política. Pero su participación en la Revolución Sandinista no pasó desapercibida.

Fue vicepresidente, al lado de Daniel Ortega, en 1984. Antes, opositor a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle y también líder del Grupo de los Doce, integrado por intelectuales, empresarios, sacerdotes y políticos que apoyaban al Frente Sandinista de Liberación Nacional. Militante comprometido y protagonista del sandinismo hasta que, a fines del siglo pasado, se retiró de la política para dedicarse de lleno a la literatura.

De ello da cuenta de manera somera, sin recurrir a documentos ni archivos, en el ensayo biográfico Adiós muchachos (Alfaguara,1999). Pero ese libro breve, inspirado únicamente en sus recuerdos de la revolución, no es su memoria política.

“No pretendía aburrir a nadie con todos los detalles minuciosos de mis memorias. No quería que fuera visto como el libro de un disidente, me repugna esa palabra”.

El año pasado se publicó Juan de Juanes (Alfaguara 2014), su biografía literaria. Sabe que le hace falta la política. Pero, insiste, preferiría escribir un cuento como lo haría un narrador sobre su participación en la Revolución Sandinista o contársela a otra persona.
“Es cierto que yo tengo mucho que contar. Si alguien un día se sentara conmigo micrófono en mano con una grabadora y yo comenzara a responderle preguntas sería más fácil para mí que sentarme a escribirlo todo. La verdad no sé si interesa tanto hoy en día…”.

Más que la verdad histórica, de hecho, al autor de Margarita está linda la mar le preocupa la realidad que refleja la literatura, y la que crea el novelista, que a veces termina siendo la verdad que todos prefieren creer.

“Ahora hemos regresado al concepto Cervantino de novela. Novela es todo”, alega. Los pilares de su trabajo como escritor siempre han sido “diluir la historia real dentro de la ficción y crear una realidad paralela, que termina siendo la verdad. Es la gran arrogancia del escritor y al mismo tiempo, el gran triunfo del novelista”, confiesa.



viernes, enero 02, 2015

Una mentira de colores

Sus finísimas, larguísimas y estilizadas patas, eran la envidia de sus compañeras. En telas desprolijas, sabía desplazarse con garbo. Se columpiaba con estilo desenfadado y señorial, cual trapecista. Hubo quienes juraron que lo hacía cantando. Nunca empañó sus ojos vidriosos con horizontes foráneos ni sus saltos almidonados con sueños laberínticos fuera del entorno en el que se movía con destreza magistral.
Era la reina y la más ágil.
Una noche de luna cuarto menguante, mientras se mecía displicente, sus gracias se convirtieron en desgracias. Se encontró sola, todos la evitaban, dejaron de aplaudir sus acrobacias. Y ella necesitaba público. Pensó en cambiar, ser una más del montón. Demasiado tarde. Ya la habían aislado de todas las colmenas.
Y una tela pegajosa se le había enredado entre las patas. Quiso cantar pero no pudo, quizás nunca había podido.
Aturdida, buscó con sus desorbitados ojos rojos el charco estancado ahí abajo. No vio nada. Se horrorizó. En realidad, nunca se había visto reflejada.
Tenía que columpiarse como solo ella podía para zafarse de la tela que finalmente cedió. Cayó al charco, cegada por una oscuridad para ella desconocida, y sin sus patas.
Al contacto con el agua lodosa, su pequeñísima caparazón cambió de forma. Se convirtió en una suerte de caja negra que disparaba colores, colgada entre el cielo oscuro de la noche y la avenida principal de una ciudad ruidosa, sin colmenas.
Emitía el color rojo. Los coches se detenían ante ella. ¿O él? ¿Qué sería? No lo sabía. Se había transformado en un aparato que despedía luces rojas, anaranjadas y verdes, y que ahora, estaba en rojo, el tiempo suficiente para ver que la noche transitaba lenta, y que, iluminados por los faros de uno de los autos, un par de niños vestidos de payasitos realizaban malabares con antorchas de fuego.
El espectáculo duró poco menos que un cambio de sus luces, de rojo a anaranjado. Creyó distinguir que el más pequeño de los acróbatas sometidos a su mando se acercaba a todos y cada uno de los coches pidiendo unas monedas.
La araña convertida en semáforo fue testigo. La mirada del pequeño se estrelló con las ventanillas cerradas y la indiferencia de los conductores. Y no pudo hacer nada. Ahora emitía una luz verde. Los coches arrancaron con furia y los payasitos se refugiaron en una esquina. Y ella, prisionera de una caja ahí arriba, no controlaba sus luces, que se habían convertido en su esencia. ¿Dónde habrían quedado sus patas?