martes, abril 16, 2013

Venezuela herida sin Hugo Chávez

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Indigósfera
Ahora sí se nota que Hugo Chávez murió. Sin el comandante, Venezuela se queda sin líder, y la Revolución Bolivariana, sin padre
Más claro, solo gritando. La victoria de Nicolás Maduro deja al chavismo como un pésimo ganador. Capriles llama al sucesor de Chávez “ilegítimo”. En las calles hay militares con tanques para evitar que los cacerolazos y las marchas se conviertan en disturbios. Piden el conteo voto por voto. Todo impensable con el comandante vivo.
Así vive Venezuela desde el domingo pasado cuando, para alegría de muchos y enojo de otros, Maduro le ganó a Capriles por menos del dos por ciento, en una elección cerrada que recuerda a la del México de 2006, cuando Calderón le ganó a AMLO por 230 mil votos, el mismo número que le dio la ventaja a Maduro.
No cabe duda, esta comparación hubiese sido humillante para Chávez.
Hace solo seis meses, el pasado 7 de octubre, la victoria del presidente bolivariano, aunque debilitado por el cáncer, fue contundente. Capriles recibió 44.97 por ciento contra el 54.42 del comandante. Lo que quiere decir que el domingo pasado, cuando votaron casi el mismo número de venezolanos que en octubre, miles abandonaron al chavismo sin Chávez. Los medios en Venezuela calculaban ayer que entre 600 mil a un millón de votos chavistas migraron a Capriles, sin contar los 60 mil votos del exterior.
Incluso, hay quienes aseguran que el perdedor, con apenas un mes de campaña, habría ganado por un 8% en la “verdad verdadera” que Maduro mencionó en su soporífero discurso la noche del domingo.
Según estas versiones, los chavistas, que controlan el aparato electoral, habrían dejado un “margen de seguridad” de un 10% antes de contar los votos. Así, menos el casi 2% de ventaja en “resultados finales”, Capriles habría ganado con un 8%, según la misma fuente.
Sea o no cierta esta versión, Capriles no acepta su derrota. Aunque la ley no lo contempla, pidió el recuento de votos y Maduro lo aceptó. Ayer, en los estados Zulia, Lara y Táchira se registraron protestas de personas que exigían el voto por voto. Y más tarde, el perdedor llamó a una marcha.
Así, se abre, fresca y rebosante, la herida de la división en Venezuela.
La victoria reñida de Maduro podría ser la gran derrota del chavismo sin Chávez. O al menos el principio del fin del apoyo económico sin tapujos del comandante a sus aliados del ALBA.
Los gobiernos de Nicaragua y Cuba deberían empezar a pensar en alternativas. Ambos países han recibido de Venezuela miles de millones de dólares en regalos, préstamos a largo plazo y petróleo a bajo precio.
Para nadie es un secreto que la economía cubana depende sustancialmente de la ayuda venezolana como antes dependió de la soviética y de los países del campo socialista.
El analista Sergio Aguayo asegura que -con Maduro o con Capriles-, la política exterior de Venezuela va a tener que redefinirse para ajustar sus prioridades internas.
En tanto, las cosas se empiezan a calentar en la Venezuela sin Chávez.
Hasta ayer, el Ejército había defendido el status quo contra la predicción de muchos que aseguraban la noche del domingo que ciertos mandos saldrían a defender los votos de Capriles. Pero el candidato perdedor está enojado y ya no actúa como “el vendido” que muchos dijeron era cuando aceptó la victoria de Chávez en octubre pasado.
En ese contexto de tensión, la reconciliación sigue siendo un reclamo a ambos lados del espectro político.
Además de la política exterior, hay tres temas claves que deberán readecuarse a la nueva realidad del país: la seguridad, la economía y la educación. Para citar al analista venezolano Jesús Seguías, “hay que dejar la mezquindad” y “las pasiones subalternas”. Sin Chávez vivo, no hay otra salida, salvo la violencia si es que el Ejército se divide también.




martes, abril 02, 2013

Los amantes de México

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El México de Enrique Peña Nieto está alistándose para el amor. Regresando de una visita a China, el gran seductor de Oriente, a fines de este mes, recibe en casa al presidente del otrora vecino distante del Norte, ahora pretendiente casi tierno.

 

El primero lo enamora con megaproyectos comerciales, como el Dragon Mart, el mayor centro de exhibición de productos chinos en América.
El segundo, con cantos de sirena disfrazados de una reforma migratoria que legalizaría la situación de los 11 millones de inmigrantes indocumentados.
Nada mal para un galán que recién se estrena en el escenario de la seducción globalizada.
La mayoría apuesta por Obama. El mandatario estadounidense tiene en efecto todas las de ganar. Su visita es una oportunidad de oro para descontaminar la relación bilateral del perdedor que antecedió a EPN, obsesionado éste por la seguridad.
Pocos han pasado inadvertido que México es el primer país latinoamericano que Obama visita dos veces, y el segundo durante su segundo mandato.
Nadie pone en duda que la gira de Obama es un abrazo cálido para Enrique Peña Nieto y sus esfuerzos mediáticos por darle una vuelta de tuerca a la agenda en México.
Y, el “Tlatoani mexiquense del Siglo 21” es un candidato que cuenta con el beneplácito de moros, y hasta de muchos cristianos, en Estados Unidos. Con un golpe certero contra la corrupción tras el arresto de la poderosa líder magisterial Elba Esther Gordillo, y un par de reformas históricas a cuestas, ha demostrado ser un amante digno de enamorar. Su mensaje mediático disciplinado acompañado de una sofisticada mercadotecnia, ha logrado darle al vetusto PRI un nuevo rostro.
La mesa está casi servida en Estados Unidos. Hoy, es mal visto llamar “espalda mojada” a los inmigrantes y los republicanos hacen causa común con el electorado hispano. Pero Obama llega a terreno minado. Los astros lo favorecen, pero el destino podría estar en su contra.
A México le urge avanzar en la diversificación de su economía y capitalizar su red de tratados de libre comercio. Sí o sí. 
La primera gira internacional como presidente fue a Chile y Uruguay para la reunión de los mandatarios de América Latina y el Caribe con la Unión Europea. En febrero, viajó a Costa Rica y luego al funeral de Hugo Chávez en Caracas.
Lo que no está claro es qué le ofrece este nuevo México a América Latina, con un rival como Brasil.
En cambio, con el gigante asiático, la relación ha adquirido un sólido componente económico que la respalda.
En 2011, la balanza comercial entre México y China, según la Secretaría de Economía, ascendió a 58 mil 213 millones de dólares, de los cuales 52 mil 248 millones corresponden a importaciones de México provenientes de China y 5 mil 965 millones de dólares a exportaciones hacia el gigante asiático.
Pero la relación comercial con Estados Unidos es la niña de los ojos del gobierno priista. Y no es para menos. El 80 por ciento de sus exportaciones van a EU y 40 por ciento de las exportaciones de allá tienen mano de obra mexicana. Los dos países comparten una frontera de más de 3 mil kilómetros; son vecinos asimétricos en materia de desarrollo y más de 30 millones de mexicanos viven en Estados Unidos.
¿Logrará el México de Peña Nieto romper ese cordón umbilical y dejarse querer por los chinos? ¿O podrá ser bígamo? Quién sabe. Lo que está claro es que la visita de Obama es la de un amante cercano, ya no un vecino distante.