viernes, julio 29, 2011

La "pepa" (nota) del discurso de Ollanta Humala



La Esquina Internacional
María Lourdes Pallais
29.07.2011 07:03

La “pepa” (la nota) del discurso de Ollanta Humala

Minutos después de concluido el discurso de Ollanta Humala Tasso el pasado 28 de julio, al asumir como Presidente No 79 en la historia del Perú, ante 18 jefes de Estado, la mayoría de periodistas y analistas del país andino sentenciaron: no hubo “pepa” --término con el que los medios locales definen lo que es “la nota” para nosotros en México.

Es decir, aseguraron todos, el ex militar no dijo nada nuevo: sí, los pobres, con su programa para llevar a cabo “la gran transformación” del país, serán su prioridad (pero irá piano piano con los programas que implementará); claro, fomentará una economía nacional de mercado abierta al mundo; y por supuesto, será tolerante, incluyente, democrático.

Hablo poco, por lo que muchos analistas y expertos, de esos que pululan en las elecciones de todos los países del mundo, esperan que “haga mucho”.

En resumen: el suyo fue un discurso conciliador hecho a la medida de un Lula peruano, como ahora llaman a Ollanta en Brasil (@EL_PAIS - http://goo.gl/N3KUY), aunque el ex militar insiste que no piensa copiar a nadie.

Pero ojo. El recién nombrado Presidente, quien, para los medios peruanos (no así para los miles que no votaron por él), ya no es “un lobo con piel de cordero”, incluyó en sus palabras una provocación poco sutil que tiene furiosos a los fujimoristas.

A los pocos minutos de iniciar su discurso, dijo: “Evoco aquí nuevamente la figura de (Victor Raúl) Haya de la Torre y su legado, plasmado singularmente en la Constitución de 1979, que constituye para mí una verdadera inspiración por su contenido nacional, democrático y de libertad.”

Es más, tanto Humala Tasso como sus dos vicepresidentes, Marisol Espinoza Cruz y Omar Chehade Moya, juraron en nombre de la Constitución de 1979, no vigente desde hace más de 30 años, en lugar de hacerlo por la Carta Magna de 1993, que es la que actualmente rige en el Perú.

Y esa es la nota. Los medios SÍ tuvieron su “pepa” y ya se nota en los portales peruanos: Ollanta quiere cambiar la constitución. Ollanta no respeta la Carta Magna que oficializó su Presidencia. Ollanta respeta la constitución de un Gobierno militar y no la actual modificada por el ex presidente Alberto Fujimori.

Ni dudarlo. De inmediato, la noticia dio la vuelta al mundo. La BBC titula que Humala juró por una Constitución derogada; el portal chileno Puranoticia destaca que “Humala asume como presidente y desafía al fujimorismo”; el diario digital argentino Infobae.com informa que Humala juró sobre una Constitución sin vigencia: “El nuevo presidente respaldó la Carta Magna de 1979, ignorando la firmada por Fujimori en 1993”.

Y por supuesto, los fujimoristas ya armaron la de San Quintín, incluso alegando que Ollanta es un presidente de facto, si no respeta las leyes que lo hicieron Presidente.

Los simpatizantes del ex militar de 49 años, por su digna parte, aseguran que la referencia fue “un gesto simbólico” sin trascendencia jurídica. Un saludo de reconocimiento y compromiso con el respeto al estado de derecho. Un “gesto lírico y político”, en palabras de Alvaro Vargas Llosa, hijo del Premio Nobel del mismo apellido.

Pero que fue un gesto provocador, nadie lo niega. Y ese no es el estilo de Lula. Parece ser que Humala entra jugando con su propia mano. Habrá que estar muy pendientes de su siguiente paso.

jueves, julio 28, 2011

Los Pininos de Murdoch en Nueva York



Por María Lourdes Pallais
Nadie más cotizado en la prensa internacional hoy que el octogenario halcón del periodismo mundial, Rubert Murdoch, salvo quizás DSK. El primero por su forma de hacer periodismo tras haberse convertido en jefe supremo de una empresa con más de 50,000 empleados y dueño de docenas de periódicos y cadenas de televisión en varios países. El otro, ya sabemos: sexo, poder y algunas lágrimas (no de él, claro está).
Nadie, o pocos, recordarán al recién llegado ricachón australiano quien, --como recuerda Richard Reeves en su artículo “Perdí mi oportunidad de orinarme sobre Murdoch” (http://www.truthdig.com/report/item/i_missed_my_chance_to_pee_on_rupert_murdoch_20110713)--, llegó a Nueva York a principios de los 80s buscando talento para dirigir sus empresas.
En Craig Ammerman --mi primer jefe en la Mesa Metropolitana de la Associated Press en Nueva York-- encontró al idóneo director del nuevo New York Post, que pasó a ser el tabloide vespertino más leído en la Gran Manzana.
Craig traía el gusano murdochiano dentro. Lo viví en carne propia.
Cuando ya se sabía que Ammerman se iría con el del país de los canguros, yo era una reportera recién llegada (verde que te quiero verde) a la mesa metropolitana de la agencia neoyorquina. Sucedió que Irene Maxwell, una gran amiga escocesa -guapa, joven y exótica diseñadora- fue acuchillada a muerte una madrugada saliendo de un club del barrio Tribeca. La noticia, en un escueto cable, recorrió todos los diarios del país. Pensé que ahí quedaría, inocente de mí. Le pedí permiso a Craig para asistir al entierro, que sí, era privado (le contesté) y claro, sin acceso a la prensa (también le contesté). “Go, y por supuesto, si te sientes con ganas de escribir algo, aquí te esperamos. Good luck”.
Fue la primera vez en mi vida que sentí ese golpe seco tan particular, ese ardor íntimo en lo más profundo de algún lugar impenetrable que es indispensable sentir cuando uno es periodista y se siente ante un reto. ¿Cómo escribiría como periodista sobre un tema tan personal y doloroso? Eso no me lo habían enseñado en la escuela de periodismo de la Universidad de Columbia. No tenía ni idea, pero sabía que tendría que regresar a intentarlo. Y tendría que escribir algo bueno, una primicia, sobre el sangriento asesinato callejero de una gran amiga cuyo cadáver tendríamos que enviar hasta Escocia.
Lo hice (todavía no sé cómo resolví mi conflicto interno, si es que lo resolví). Con datos que nadie más tenía, incluyendo el último poema de Irene sobre su amor por la vida. Y fue la nota más leída al día siguiente en el New York Post que ya estaba en manos de Murdoch y de Craig por supuesto. Fui vitoreada en AP. La recién llegada (y encima, latina…) con su “scoop”. En mi casa, mi mari-novio compró 10 ejemplares del Post y los colocó sobre la cama, abiertos todos en la segunda página con mi nota sobre Irene.
Esta tragedia personal que se convirtió en mi primer éxito periodístico, fue mi introducción al funcionamiento interno del estilo del ahora tambaleante magnate de los medios, Rupert Murdoch.

domingo, julio 03, 2011

De realezas y realidades












Como ustedes, yo quisiera creer que sì. Que Alberto de Mònaco le cerraba el ojo en señal de amor a su ahora esposa, la ex nadadora Olìmpica sudafricana Charlene Wittstock, quien llorò cuando llegò al altar y escuchò mùsica sudafricana.


Que las historias de amor son como en los cuentos de hadas. Que el amor lo puede todo. Que las bodas de la realeza son bellísimas y valen la pena ver. Pero estoy indignada. Como los de Barcelona y Madrid del 15M.


¿Còmo es posible que a estas alturas, después de que el sueño de Diana y Carlos haya explotado en el Puente de l'Alma en Parìs (o mucho antes) creamos que esas uniones son importantes para nosotros, los “de Abajo”. ¿Porque habrìamos de creerlo? ¿Porque Charlene es bella, plebeya, 20 años màs joven que èl? ¿Porque èl quiere sentar cabeza después de procrear dos hijos “ilegìtimos” que no podràn sucederlo en el trono como èl sucediò a su padre? ¿Y a nosotros qué?


Ok. La prensa dice: "La pareja intercambió anillos de Cartier de una aleación blanca de oro-platino de 18 kilates. Alberto guiñó un ojo al deslizar la joya en el dedo de Charlene y ésta mostró una sonrisa amplia cuando hizo lo mismo al príncipe”. Què bello vestido el de ella sin duda alguna.


Pero. Alto ahí. ¿Còmo creerle sus coqueterías al regordete y calvo hijo de Rainero de Mónaco y la bella Grace Kelly, enfundado en un traje blanco de gala y como desentendido de todo el asunto? ¿Por sus "piquitos" y guiños de ojos? Como diciéndole: "ándale, ya pasará, ya pasará. No te pongas triste". No por favor. Parecìa chiste.


A lo mejor ella estaría pensando en nadar lo más lejos posible de ahí... Porque dudo mucho que haya estado indignada, aunque lo debería, como lo estamos muchos adultos mayores y miles de jóvenes de su edad.


Como aquellos que inventaron estos lemas y frases durante las protestas que se iniciaron el 15M. Porque estas palabras de indignación con humor borran por completo el dìa de "amor" en Mònaco:


1. "No somos antisistema, el sistema es anti-nosotros"
2. "Me sobra mes a final de sueldo"
3. "No hay pan para tanto chorizo"
4. "¿Dónde está la izquierda? al fondo, de la derecha".
5. "Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir".
6. "Se alquila esclavo económico"
7. "Se puede acampar para ver a Justin Bieber pero no para defender nuestros derechos"
8. "Error 404: Democracia not found"
9. "Error de sistema. Reinicie, por favor"
10. "Esto no es una cuestión de izquierda contra derechas, es de los de abajo contra los de arriba"
11. "Vivimos en un país donde licenciados están en paro, el presidente de nuestro gobierno no sabe inglés...y la oposición tampoco"
12. "Mis sueños no caben en tus urnas"
13. "Políticos: somos vuestros jefes y os estamos haciendo un ERE"
14. "Nos mean y dicen que llueve! "
15. "No falta el dinero. Sobran ladrones"
16. "¿Qué tal os va por España"?- Pues no nos podemos quejar. O sea, que bien ¿no?- no, que no nos podemos quejar."
17. "No es una crisis, es una estafa"
18. "No apagues la televisión... Podrías pensar"
19. "!!Tengo una carrera y como mortadela!!"
20. "Manos arriba, esto es un contrato"
21. "Ni cara A, ni cara B, queremos cambiar de disco"
22. "Rebeldes sin casa"
23. "Democracia, me gustas porque estás como ausente"
24. "Nosotros buscamos razones, ellos victorias"
25. "Cuando los de abajo se mueven, los de arriba se tambalean"

viernes, julio 01, 2011

Huma Abedin, la mujer de hierro del Weinergate













En el puritano ambiente washingtoniano, algo igual de escandaloso le pasó a su jefa Hillary Clinton hace ya algunos años. Y la guapérrima Huma Abedin, esposa del polémico ex congresista demócrata Anthony Weiner, ahora defenestrado por colgar fotos de sus erectas partes nobles en la web, ha decidido seguir el ejemplo de su superiora: stand by her man. Eso sí: her way: en silencio y sin aparecer a su lado en las conferencias de prensa de días pasados.

Recordemos: cuando el solitario demócrata aceptó su culpa primero, dimitió después, pidió disculpas públicas y dijo estar dispuesto a luchar por su esposa, la exótica Huma no estaba a su lado para dar la cara por él, como lo estuvo Hillary cuando incluso aseguró que Bill no estaba mintiendo, que su casto marido no había tenido nada que ver con “la señorita Lewinsky”.

Huma -cuyo nombre persa es el de un mítico pájaro que trae buena suerte- lo apoyaría a su manera. A los pocos días del Weinergate, se dio el lujo de dejarse fotografiar a un continente de distancia, siempre guardando un silencio sepulcral, pero con su anillo de boda en el dedo. Gesto que no pasó inadvertido por muchos.

Y es que muy posiblemente la dignidad de esta mujer joven, independiente, moderna, respetada por moros y cristianos y con una carrera brillante por delante, no le permite “rebajarse” como lo hizo Hillary con Bill: pedir un perdón que no le pertenece.

Si bien es cierto que como su jefa, Huma apoya a su marido, lo está haciendo con su silencio, sin decir esta boca es mía. Y no sería nada raro que Hillary, quien ya pagó el costo de anteponer la ambición a la dignidad, haya apoyado esa actitud de su subordinada, desde la perspectiva de su experiencia.

Así, la “dama de Hierro del Weinergate”, de 34 años -casada hace apenas 11 meses y embarazada hace tres-, estará muy enojada con su infantil marido por sus travesuras cibernéticas, pero no parece tener la menor intención de separarse de él, según fuentes allegadas a la pareja, citadas por la prensa washingtoniana.

Cierto, Huma creció en Arabia Saudita pero no es ni de cerca la típica esposa abnegada. Nacida en Kalamazoo, Michigan, es hija única de un académico iraní y una maestra pakistaní. Cuando cumplió dos años, se trasladó con sus padres a Jeddah, Arabia Saudita. Pero Huma regresó a Estados Unidos para asistir a la Universidad George Washington.

Hoy, es la indiscutible mano derecha de la senadora Clinton; su sombra. Comenzó en 1996 como pasante de la Casa Blanca y siguió su carrera hasta conseguir un trabajo al lado de la entonces Primera Dama. Hoy en día, donde está la senadora demócrata, está ella; donde viaja Hillary, viaja Huma.

Quizás la mayor diferencia entre Huma y Hillary es que la mujer de Weiner no tiene que hacerse “perdonar” por nadie; no tiene que recorrer el filo de la navaja populista de las urnas. Pero hay más. Huma no pertenece al club de las buenas esposas que salen a pedir perdón por los maridos pecadores. Ella sabrá cómo castigarlo en la intimidad de su alcoba sin duda alguna.