lunes, marzo 11, 2013

Michelle, ¿la gran ganadora?


Indigósfera

Parecía una estrella más. Lucía su nuevo corte de pelo, sus casi perfectos brazos desnudos y un espectacular vestido plateado. La gran sorpresa de la noche de la 85 edición del Oscar el pasado 24 de febrero fue ella, no los premiados. Era Michelle Obama


Por María Lourdes Pallais Martes 26 de febrero de 2013


Apareció, esplendorosa, en la pantalla frente a Jack Nicholson y sus colegas hollywoodenses (así como ante millones desde nuestras casas) para presentar al ganador de la mejor película, que no fue “Lincoln”, sino “Argo”. O sea, no ganó Obama, que ha querido emular a quien es considerado el mejor presidente de Estados Unidos.
Pero aquella noche su esposa sin duda lo opacó todo, hasta la estupenda caída de Jennifer Lawrence.
Su presencia, sin precedentes. Cierto. No fue la primera vez que la Casa Blanca se interesa en participar en esta ceremonia.
Antes, un par de presidentes y un gobernador estuvieron de alguna manera, pero nunca una FLOTUS (First Lady of the United States), mucho menos de manera tan protagónica.
En 1931, Herbert Hoover se limitó a enviar al vicepresidente Charles Curtis a la ceremonia. 
Una década después, Franklin D. Roosevelt se acercó un poco más. Envió un discurso a través de la radio desde la Casa Blanca. Pasó relativamente desapercibido por la historia.
En 1966, otro inquilino de la Casa Blanca se hizo presente… a través de su hija. Lynda Bird Johnson acudió acompañada por el actor George Hamilton. Hay quienes todavía la recuerdan, pero solo a ella al lado del actor.
Antes de Arnold Schwarzenegger, Ronald Reagan. El entonces gobernador de California —primero actor y después presidente— acudió a la premiación de 1967. 
Pero una Primera Dama, nunca.
Por eso quizás causó tanto revuelo en las redes sociales. Las opiniones, divididas. Algunos dijeron que fue una mala opción, que los Obama “la pagarán caro”. Pero otros, que nadie como Michelle, que su sola presencia devolvió un poco de clase a una ceremonia desprestigiada y aburrida.
La sorpresa en el evento fue tal, que incluso Jack Nicholson, tras darle la palabra, se atrevió a bromear un poco, como para disipar los malos –o buenos- pensamientos de todos. “Nadie se va a meter con esto ahora, ¿verdad?”, dijo, provocando tímidas risas en la sala de los Oscar.
Es decir, según Nicholson, la participación de la Primera Dama blindaría la ceremonia que un día se llamó “Premio de la Academia al Mérito”, antes de que en 1939, su entonces bibliotecaria dijera que la estatuilla del hombre dorado se parecía a su tío Oscar.
Michelle le dio un brillo único a la cita de la industria del cine sin duda, pero ¿habrá salido ganadora? 
“Felicito a todos los nominados por trabajos que nos hicieron reír, llorar y nos enseñaron que el amor puede luchar contra todo y puede transformar nuestras vidas de la manera más sorprendente”, dijo con una sonrisa que tuvo que ser la envidia de muchas esa noche.
Y la Casa Blanca explicó así la presencia de Michelle:
“La Academia contactó con la Primera Dama para que fuera parte de la ceremonia. Como amante del cine, se sintió muy honrada de presentar el premio y festejar a los artistas que nos inspiran a todos, especialmente a nuestros jóvenes, con su pasión, habilidad e imaginación”.
Pero queda un sabor amargo en la boca de muchos que pensamos que el glamour superfluo de esa ceremonia hollywoodense, capitaneada por una industria que no se caracteriza por su honestidad, no calza con la presidencia de Obama, que muchos asociamos con las minorías, no con una boyante fábrica de sueños.
¿Será que pensaron que ganaría Lincoln?

Candidatos a dimitir (que no lo harán)


Indigósfera

 

Ya pasó una semana y el mundo aún no se recupera de la renuncia del Papa Benedicto XVI –algunos la condenan, otros la elogian, la mayoría no la entiende- pero lo que parece una incógnita interesante es si el mundo tendrá la suerte de ver a otros seguir su ejemplo.
En pláticas informales se habla de muchas dimisiones, algunas necesarias, otras urgentes, la mayoría bienvenidas. Algunas por vejez y salud, como la del Papa. Otras, las más, por motivos políticos y/o económicos. Uno que otro, por cretino.
Desde el pasado 11, un lunes que se volverá efeméride en el calendario de moros y cristianos, en los pasillos de las oficinas se escucha “ojalá fulano hiciera lo propio”, refiriéndose a la decisión papal. “Quien debería de renunciar es zutano”. “Que se quede el Papa y ya se vaya mengano”.
La lista de los candidatos no es corta. En primera fila está el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien tiene dos meses en un hospital de La Habana recuperándose de un misterioso, pero a todas luces peligroso, cáncer que le provocó una grave insuficiencia respiratoria.
Pero el líder bolivariano morirá con las botas puestas. Después de la ausencia más prolongada desde que es presidente, lo vimos –ni más ni menos que el Día del Amor y la Amistad- feliz y rozagante de salud, con una sonrisa forzada, acostado en una cómoda cama rodeado por sus dos hijas, de mucho mejor aspecto que antes de su última operación. Son fotos sin duda retocadas pero evidencian que Chávez no ha muerto, y su gobierno se quiere jactar de que el comandante es un titán duro de roer. Y por supuesto, que no piensa dimitir.
Otro candidato longevo es Fidel Castro, de 86 años. Pero claro, el líder cubano oficialmente se retiró en 2008, cediendo el paso a su hermano Raúl, tras confesar que sufría de un mal intestinal del que fue operado en varias ocasiones.
No es ningún secreto que en Cuba no pasa nada sin que lo sepa, y autorice, Fidel. Que el Estado es él, y su hermano también, muchos aseguran que incluso en ese orden. Cierto, como lo prometió cuando dejó la presidencia, la isla ha vivido reformas importantes.
Pero que él sigue al pie del cañón en la medida de las limitaciones de su avanzada edad, a nadie le cabe duda. Como los Papas antes de Benedicto.
En América Latina hay por lo menos otro jefe de Estado que debería darle vuelta a la página. Es Daniel Ortega, en Nicaragua, quien ejerce el poder con la misma mano de hierro que lo hiciera el dictador que un día ayudó a derrocar.
Como Somoza en su momento, Ortega ha logrado un control casi absoluto, consolidando un modelo autocrático en un país donde los muertos no solo votan sino que a veces hasta son electos.
El otrora revolucionario sandinista, vuelto predicador, se siente llamado por Dios para ser líder de su pueblo hasta que el Creador le diga lo contrario. También un poco como el Papa. Pero, los que lo conocen aseguran que no seguirá el ejemplo de Benedicto. Y bueno, tampoco ha cumplido 70 años. 
Del otro lado del Atlántico, hay un líder que forma parte de esta lista. Es el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy. Aunque no dimitirá, debería considerarlo por crear una crisis donde miles de españoles podrían morir de inanición.
Hay muchos más, pero cierro con uno de los pesos pesados de Japón, el ministro de Finanzas Taro Aso, quien, a sus 72 años, dijo sobre los ancianos: “Que se den prisa y se mueran” para aliviar la carga fiscal de los japoneses por su atención médica.
Taro Aso debería dimitir, por cretino.

Lamentable lapsus de Rajoy

Estaba el español al lado del inca cuyo nombre significa el guerrero que todo lo ve, y agregamos, pero lo calla
Por María Lourdes Pallais
Ollanta Humala, con rostro impávido, sin rictus alguno, escuchaba aquella tarde de enero en Lima, cuando el presidente del gobierno español Mariano Rajoy le agradecía a su país… bueno, a Cuba. Sí, el líder ibérico se confundió de anfitrión. O lo hicieron quienes escriben sus discursos, que viene a ser lo mismo a final de cuentas.
Por María Lourdes Palalis
Así habló Rajoy sobre los aportes de Ollanta Humala a la cumbre Iberoamericana de Cádiz 2012:
“Quiero agradecer al gobierno cubano su protagonismo y sus contribuciones porque para España aquello era muy importante”. Y el mandatario, quien a su regreso a casa fue recibido con acusaciones de corrupción, no se enmendó en ningún momento. Bien merecida recepción, dijeron algunos en las redes sociales, por descuidado y por irrespetuoso. 
Pero de Humala no recibió ni una mirada desconcertada, ni se dibujó una leve señal de molestia en su semblante. Su reacción fue cortés, y valiente también.
Sin duda su entrenamiento militar le sirvió para apechugar. Porque fueron minutos en los que todos quienes vimos el video, y escuchamos las palabras de Rajoy al llegar a Lima con las manos extendidas, agradeciendo “contribuciones”, pidiendo inversiones, nos enojamos.
Inevitable recordar el legendario lapsus de Ronald Reagan en 1982 cuando, estando en Bolivia, brindó por Brasil. Pero a diferencia de Rajoy, Reagan al menos se disculpó. “Ahí es donde voy después”, dijo con el dominio de escena que lo caracterizaba. Solo que se volvió a equivocar. Iba a Colombia, no a Bolivia.
Pero bueno, era el jefe y creador de los “Padres de la Patria” en Nicaragua. América Latina no podía esperar mucho de él. 
Igual de inevitable fue recordar el “¿Por qué no te callas?” que lanzó Juan Carlos de Borbón a Hugo Chávez en 2007.
El regaño real fue provocado por un exabrupto del líder bolivariano que “no sabe callar”.
Pero lo de Rajoy, un plebeyo del Partido Popular en un país acechado por la crisis y el desempleo, que llega a América del Sur por tercera vez buscando espacio para empresas españolas, no tiene perdón. 
A ver cómo le va en su empeño de limpiar su imagen y calmar la indignación después de aparecer como uno de los beneficiados del supuesto pago de salarios ocultos que durante años habrían cobrado numerosos dirigentes de su partido.
“Yo ganaba más dinero en mi profesión que como político. No he venido a la política a ganar dinero, vine perdiendo dinero. Pero para mí el dinero no es lo más importante de esta vida”, se defendió ante sus correligionarios tras días de silencio.
Y sobrio, dueño de esa imagen de seriedad que busca cultivar, insistió:
“Nunca, repito, nunca he recibido ni he repartido dinero negro ni en este partido ni en otra parte”.
Está por verse si ha repartido o no “dinero negro”. Lo que no queda ninguna duda es que a Lima fue a pedirlo. No negro, claro. Otra cosa es que lo reciba. 
Históricamente, América Latina ha sido una prioridad para la política exterior de España. Los lazos humanos, sociales, culturales, políticos y económicos así lo justifican. Pero los tiempos han cambiado.
Falta que líderes como Rajoy aprendan a comportarse de acuerdo a las nuevas reglas; claro, si es cierto que España aspira a reforzar su presencia en América Latina, en pie de igualdad.
Mientras tanto, en Perú, ha muerto el comandante rebelde que alimentaba la leyenda inca para dar vida a un hosco, pero digno jefe de Estado.


Una arma de grueso calibre para Obama





http://www.reporteindigo.com/reporte/mexico/un-arma-de-grueso-calibre-para-obama


Barack Obama empieza el año, y su segundo mandato, con la mano en una sartén hirviente de doble mango: de un lado, la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) y del otro, un Congreso de mayoría republicana seducido por los dólares de los dueños de las armas.

 
Este 2013 tendrá que sortear “la batalla del siglo” anunciada por la NRA para impedir restricciones a la compra de armamento por civiles en Estados Unidos. La amenaza de la NRA, que se escuda en la Segunda Enmienda de la Constitución que consagra el derecho a poseer y portar armas, surgió luego de que Obama presentara un plan por 500 millones de dólares para hacer más estrictas esas leyes.
Los guerreros del campo enemigo son los mismos que aseguran que el presidente afroamericano es comunista y nació en Kenia. Ellos, o sus primos hermanos, lo han llamado “hipócrita elitista”. Cómo se atreve a aceptar protección para sus hijos al tiempo que promueve una “zona libre de armas para los demás”, dice un video que colgó la NRA.
Son los mismos que dicen que los rifles no matan, que la gente sí; que hay que estudiar sus perfiles psicológicos y los de sus padres, no prohibir la venta de armas de fuego y cargadores de alta capacidad en Estados Unidos.
Son los mismos que acusan al psicólogo retirado Glen Rosen, quien encontró a seis niños huyendo de la escuela Sandy Hook en Connecticut donde Adam Lanza mató a 26 personas, de una “conspiración” con el gobierno al “inventar” la tragedia. También del lado enemigo, están los congresistas republicanos que reciben crucial apoyo económico de la NRA para sus campañas.
Según una gráfica del Washington Post, en 2012, 236 republicanos contra 25 demócratas recibieron apoyo de la NRA.
Y de acuerdo con un estudio citado también por el diario washingtoniano, 42 de los 100 senadores en la Cámara Alta aceptaron donaciones de la NRA en la pasada legislatura. En total, 88 por ciento de republicanos y 11 por ciento de demócratas del actual Congreso, en algún momento de su carrera política, recibieron apoyo económico de la asociación.
El debate
Es cierto que las armas no matan solas. Pero también es cierto que la gente puede hacerlo con mucha más precisión con un rifle que con un puño o incluso una cuchillada.
En este debate, uno de los más populares en las redes sociales en los últimos días, han surgido varios slogans, de uno y otro lado:
— Armas fuera del alcance de la gente no matan gente.
— Armas sin gente no matan.
— Gente sin armas no mata gente.
— Gente con armas mata mejor.
Juego de palabras aparte, todo indica que el ataque contra Sandy Hook fue la proverbial gota que derramó el vaso y, en general, los estadounidenses parecen estar más receptivos a aceptar restricciones en uno de sus derechos más preciados.
Según el Centro Pew, 85 por ciento de los consultados está de acuerdo en endurecer su venta, un resultado similar a la encuesta conjunta del Washington Post y la cadena ABC, donde nueve de cada 10 coinciden en incrementar el control.
Pero los dueños de las armas y los más de cuatro millones de integrantes de la NRA no participaron en esos sondeos. Y está claro que la NRA no obedecerá el llamado al “sentido común” de Obama.
Queda por verse si la Casa Blanca buscará algo más que una estrategia diseñada para construir apoyo político a las propuestas del presidente. Para sortear esta batalla sí necesitará armas de grueso calibre y fusiles de asalto