miércoles, enero 09, 2013

México borrado del mapa

http://www.reporteindigo.com/reporte/mexico/mexico-borrado-del-mapa
En el actual sexenio se perdió el liderazgo diplomático en América Latina, Canadá impuso visa a los mexicanos y la relación con Estados Unidos giró en torno al narco. Una cancillería débil y sin agenda clara es el legado calderonista
 
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La comunicación brilló por su ausencia. El equipo de la Secretaría parecía más preocupado por la imagen de la jefa que por la del país
Calderón sólo dio un pésame a los familiares de las víctimas. No hubo reparación del daño ni investigación de la PGR
Aunque “el impulso integrador” viene de sur a norte, Estados Unidos sigue siendo el socio indispensable de México
"La reforma migratoria no es nuestra para negociar, es un tema de política interna (de Estados Unidos)”
Arturo Sarukhán
Embajador de México en EU
México perdió autonomía, último listón que distinguía al país frente a la comunidad internacional durante décadas
"En el momento en que Calderón llega a Mérida con la mano extendida, perdimos autoridad y autonomía”
Rosario Green
Ex secretaria de Relaciones Exteriores
22730
millones de dólares en 2011 en remesas de Estados Unidos a México
286
mil migrantes ilegales de México a Estados Unidos en 2011 frente a un millón en 2005
80
por ciento de las exportaciones mexicanas de un total de 349 mil 677 millones de dólares van a Estados Unidos
33
millones de mexicanos en Estados Unidos
La política exterior de México, otrora legendaria por su dinamismo y pluralidad, no solo fue otra víctima de la guerra de Calderón contra el narco, sino que cayó en una suerte de espasmo sexenal.
Mientras miles de muertos narcotizaban la diplomacia durante el segundo gobierno de la llamada “alternancia”, parecía que el eslogan era ‘no hacer olas’.
Moros y cristianos, casi sin excepción, coinciden en que la gestión de la canciller, Patricia Espinosa Cantellano, ha sido gris, opaca, de “poco lucimiento”.
“Perdimos independencia y autonomía”, sentencia en entrevista la excanciller priista Rosario Green.
“Perdimos la noción de la política exterior como instrumento del desarrollo nacional y como base de la presencia de México en el mundo”, secunda el ex embajador de México en la ONU, Porfirio Muñoz Ledo. 
“Fue una política burocrática”, agrega el veterano político.
En efecto, en la SRE todos callaron. La comunicación brilló por su ausencia. El equipo de la secretaria parecía más preocupado por la imagen de la jefa que por la del país. Y en ambos casos, perdieron la batalla.
En una de sus últimas apariciones públicas, la canciller fue abucheada. Mientras ella afirmaba que en México reinan los valores de la democracia, académicos y estudiantes universitarios, gritaban “fraude y asesinos de migrantes”.

Una diplomacia dividida

Analistas y politólogos coinciden que el sexenio por terminar no tuvo proyecto diplomático claro ni dirección. Algunos funcionarios lo dicen ahora, pero “en voz baja”: nunca creyeron en la política exterior del gobierno de Calderón porque no existía; “no se sienten con una causa”, a decir de Muñoz Ledo.
Una fuente diplomática, que prefirió el anonimato, aseguró que el problema estuvo en la génesis del nombramiento de Espinosa Cantellano. Sí, ella estaría al frente de la SRE, pero el embajador Arturo Sarukhán sería el encargado de la crucial relación con Estados Unidos. Esa división de responsabilidades, que recuerda un poco a la de Jorge Castañeda y Adolfo Aquilar Zínser en la época de Fox, provocó ruidos en la coordinación y comunicación entre los dos diplomáticos más importantes del país. Y se notó.
Con un magro presupuesto que no llega a los 500 millones de dólares anuales, la diplomacia ha sido la hija desfavorecida del sexenio de Calderón.
No hay duda que proyectar, y definir, una política exterior cuando el único afán es la lucha contra el narco y la estabilidad macroeconómica, que se ha delegado en el Banco de México, es equivalente a luchar contra molinos de viento.
Y además, la llamada guerra contra el narco se ha convertido en un inacabable baño de sangre donde, según el eterno crítico ex canciller Castañeda, “se han fijado en los resultados, no en los métodos“.
Ni lo uno ni lo otro. Calderón ni venció ni convenció. Si los métodos han sido cuestionables, los resultados han brillado por su ausencia.
Pero, insisten sus detractores –y hay muchos–, el México de Calderón tampoco habría defendido a sus connacionales, ni en el interior ni en el exterior.
Pocos recuerdan que México fue alguna vez el gran defensor de los derechos humanos, un ejemplo para América Latina. No después de incidentes como el de los 72 migrantes que aparecieron en San Fernando, Tamaulipas, el 23 de septiembre de 2010, con un balazo en la nuca, torturados, muertos, sin documentos.
San Fernando no fue la excepción.
Mario Santiago Juárez, experto en derechos humanos, ha dicho que 400 mil migrantes han pasado por México este sexenio rumbo a Estados Unidos y han sido víctimas de delitos, extorsión, secuestro, violaciones sexuales y trata de personas.
Además de este evidente desinterés, las ausencias de Calderón en momentos claves de la política exterior tampoco han sido la excepción.
Las guerras de las visas
En junio de 2012, estalló una miniguerra de pasaportes entre México y Madrid por el aumento de casos de ciudadanos mexicanos, unos 400, rechazados a su llegada a España.
“Es un hecho que no refleja los excelentes niveles de cooperación bilateral”, según la SRE de Patricia Espinosa, que resaltó que el objetivo de la mayor parte de los viajeros mexicanos era el turismo y visitas académicas, de negocios o familiares y amenazó con represalias similares.
Tras una reunión bilateral, España garantizó que “no se producirán inadmisiones, salvo aquellas que sean plenamente justificadas” y flexibilizó las medidas que ahora se hacen a través de Internet.
Fue un desastre diplomático para México, país que se enorgullece de haber abierto las puertas a miles de refugiados españoles que huyeron del franquismo en el siglo pasado.
España no fue la única.
La peor iniciativa fue adoptada por Canadá, que alegó un aumento en las peticiones de refugio fraudulentas desde 2005, para endurecer los requisitos de entrada. Para Rosario Green, esto fue resultado de una falla diplomática de México.

De presidente a presidente

Han sido 10 encuentros en seis años, con dos presidentes distintos para Calderón:
— 9 de noviembre de 2006
Bush y Calderón se reúnen después de que este criticó el muro erigido por Estados Unidos en la frontera
— 13 de marzo de 2007
Bush se reúne con Calderón dentro de su gira latinoamericana y promete sacar adelante la reforma migratoria
— 21 de abril de 2007
Comienza la gira de trabajo de dos días de Calderón en  Estados Unidos
— Agosto de 2007
Macrocumbre de los líderes de Norteamérica en Canadá. Bush y Calderón se reúnen en privado y hablan de inmigración, seguridad y narco
— 12 de enero de 2009
Con el telón de fondo del informe publicado en noviembre de 2008 por el Departamento de Defensa de Estados Unidos en el que se califica a México de Estado fallido Calderón y Obama se reúnen en Washington una semana antes de que este tome posesión para fomentar la lucha contra las drogas, el comercio ilegal de armas y el Tratado de Libre Comercio.
— 16 de abril de 2009
Barack Obama viajó a la Ciudad de México donde se comprometió a poner fin a la guerra contra el narco y, aunque no hubo acuerdos sobre migración, aludió a establecer una frontera segura entre los dos países.
— 19 de mayo de 2009
Primera visita de estado de Calderón a Washington donde fue objeto de las críticas del Partido Republicano por mostrarse en contra de la ley SB 1070 de Arizona que criminalizaba la inmigración indocumentada.
— 19 de mayo de 2009
Cumbre después de varias alertas del Gobierno de EU a su personal diplomático, tras la creciente violencia en el país. No hubo grandes logros, pero acordaron seguir el rastro del dinero del narco.
— 4 de marzo de 2011
La cumbre bilateral en Washington fue más productiva de lo usual. Obama anunció que pediría la extradición del presunto responsable del asesinato de un agente de la oficina de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos ocurrido  semanas atrás en territorio mexicano.
— 18 de junio de 2012
Último encuentro en Los Cabos con motivo de la cumbre del G20 donde abordaron los progresos de la relación bilateral.

Caso Florence Cassez

Un script de Genaro García Luna Productions Inc encendió las pasiones en México y enfrentó a los gobiernos galo y mexicano. Florence Cassez está presa desde diciembre de 2005 y condenada a 60 años, acusada de ser parte de una banda de secuestradores que supuestamente dirigía Israel Vallarta, su ex pareja.
Las apelaciones judiciales de la francesa, que alega que no formó parte de la organización criminal, y las peticiones del entonces presidente francés Sarkozy para que fuera trasladada a su país natal, no fueron escuchadas hasta que, el 21 de marzo de 2012, el máximo tribunal dictaminó que la policía había violado los derechos de Cassez ya que su detención fue televisada en directo el 9 de diciembre, y que ella y su pareja fueron golpeados para que confesaran ante las cámaras de las televisoras más importantes del país. 
Las denuncias de la presa francesa le granjearon el odio de García Luna, entonces director de la Agencia Federal de Investigación, al que Calderón, en su lucha de egos contra Sarkozy, lo nombró Secretario de Seguridad Pública. El caso, a la espera de una resolución de la SCJN, ha dibujado el listón que se llevó EPN en su primera gira extranjera como presidente electo.

Lucía Morett y las FARC

El ataque del Ejército colombiano del presidente Álvaro Uribe, fiel aliado contra la violencia, el primero de mayo de 2008, contra un campamento de las FARC en Ecuador, en el que Lucía Morett resultó herida y otros cuatro estudiantes mexicanos muertos, desató fuertes críticas.
La incursión, que acabó también con la vida de Raúl Reyes, el número dos de la organización, abrió un debate sobre la relación de los guerrilleros con la UNAM y la tradicional política mexicana de puertas abiertas.
Pero muchos no cuestionaron tanto el fondo como las formas. Calderón apenas pronunció unas palabras de pésame, no hubo reparaciones para los familiares de las víctimas y la investigación de la PGR se cerró casi antes de abrirse.
Lo bueno…
Sí hubo un par de buenas noticias, no menores, que sin embargo no hicieron una política exterior.
Durante el bienio 2009-2010, por cuarta vez en su historia, México ocupó uno de los dos puestos no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU reservados a América Latina y el Caribe. Lo hizo con el respaldo de 185 de los 193 países miembros. 
En dos votaciones, México desempeñó un papel constructivo: apoyó la resolución unánime de condena a Corea del Norte y reforzar las sanciones contra Irán por sus ambiciones nucleares.
Pero, en general, la política mexicana en Naciones Unidas fue “muy abstinente”, mostró “falta de interés” en los países del sur, los aliados naturales después de Estados Unidos, a decir de Muñoz Ledo.
En la dirección del director de la FAO, por ejemplo, “votamos contra el candidato de Brasil que al final ganó. En el asunto de Palestina, prácticamente todos los países emergentes y del Tercer Mundo votaron por su ingreso en la Unesco. Y México se abstuvo”.
Además, la presencia de México en el Consejo de Seguridad no sirvió de trampolín para un puesto permanente en este organismo, un antiguo deseo en el que choca con Brasil, ni para salir de su aislamiento internacional. México no participa, por ejemplo, en operaciones de mantenimiento de la paz.
Terremoto de Haití
El sismo más devastador en el país más pobre de América Latina, que dejó en 2010 más de 50 mil muertos, trajo consigo un enorme esfuerzo de cooperación internacional. México colaboró con 11 millones de dólares para paliar la tragedia, ocho aportados por el gobierno y tres por fundaciones privadas, a pesar de que solo hubo una muerta mexicana entre las 45 personas de esa nacionalidad que se encontraban en Haití cuando ocurrió la tragedia.
Influenza al ataque 
El virus HIN1 tuvo a México en alerta sanitaria desde finales de abril de 2009 hasta junio de 2010 y causó la muerte de mil 251 personas. En 2012, ha vuelto a registrarse un repunte de los casos con 333 confirmados en todo el territorio, aunque no puede hablarse de emergencia y las autoridades descartaron que haya que tomar mayores medidas. Pero el país logró proyectar una imagen de control en esta crisis.
Hay otro tema que podría considerarse un logro: por primera vez en 24 años, la secretaría de Relaciones Exteriores va a cumplir un sexenio bajo el mando de un solo canciller. Aunque la gestión haya sido “opaca” para sus críticos y “discreta” para dos o tres que la defienden, en Cancún Espinosa cosechó y unió las voluntades de todos los países, salvo Bolivia.

La COP16

Haber logrado que México fuera la sede y el facilitador de los Acuerdos de la Cumbre Climática de la ONU en Cancún en diciembre de 2011 fue un acierto. Entre otras propuestas, se creó un fondo verde de 100 mil millones de dólares anuales a partir de 2020, un acuerdo para la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación y que dichas metas se verifiquen en el marco de la Convención y no solo dentro de proyectos nacionales.
Muñoz Ledo califica la COP16 como “lo que mejor les salió” porque “estuvo en manos de diplomáticos profesionales”. No se resolvieron problemas, pero sí se alentaron esperanzas de que siga funcionando.
Para otros críticos, sin embargo, los acuerdos de Cancún fueron un paso atrás en la lucha contra la reducción de gases de efecto invernadero ya que quedaron por debajo del porcentaje exigido en el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU.

Vecinos distantes: México y EU

Aunque “el impulso integrador” viene de sur a norte, y el TPP es el futuro comercial de la región, Estados Unidos sigue siendo el socio indispensable de México. No es para menos. El 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino al vecino del Norte. Esto representa 1.2 mil millones de dólares de comercio diario.
Pese a este volumen, la seguridad ha sido la fea niña bonita de la relación bilateral que este sexenio no ha pasado por sus mejores momentos y, en ocasiones, ha bordeado el desencanto.
Si George W. Bush fue el presidente más cercano a México, lo que ocurría al sur del río Bravo no fue tan importante para el primer periodo de Obama, más distraído en otros asuntos y otras guerras.
La debilidad de FCH, producto de su llegada al poder con poca legitimidad y de las largas que su antecesor Fox dio a Bush para no intervenir en Irak, hicieron que abrazara con entusiasmo compromisos para reconquistar a Estados Unidos, presentándose como un aliado eficaz en la lucha contra el narcotráfico, capaz de controlar la frontera y, de paso, arrancar al tejano la reforma migratoria tan ansiada por sus antecesores.
De ahí su decisión de declarar en 2006, muy en la línea de la guerra contra el terrorismo de Washington, su propia cruzada contra el narcotráfico, un asunto que ha empañado su sexenio, atrayendo todas las miradas, dentro y fuera de México, ninguna cariñosa. 
Cuando Obama -el presidente estadounidense global por excelencia- llegó a Washington en 2008, encontró a un gobierno mexicano inmerso en una estrategia militar, que hizo poco por desalentar, ocupado como estaba en dos conflictos y una debacle económica heredados de la anterior Administración.
Pero algunos analistas señalan que a Estados Unidos “pudo haberle interesado rescatar al gobierno (mexicano) y darle alguna movilidad, pero fueron dominados por los planteamientos que les hizo México a partir de la famosa Iniciativa Mérida”, en opinión de Muñoz Ledo, que la rechaza, como muchos, por inconstitucional, pero también por inoperante.
“Un acuerdo que compromete al Estado mexicano no suscrito por el Senado no es constitucional. Y ha sido desastroso porque no nos hemos dado la posibilidad de tener una estrategia propia. ¿Qué pasó con la introducción de armas en México? Ése es un tema central de la relación. No basta que Estados Unidos nos diga que por razones internas no puede impedir la introducción de armas de asalto”, alega el político.
Green, de nuevo, coincide con Muñoz Ledo. “En el momento en que Calderón llega a Mérida con la mano extendida, perdimos autoridad y autonomía”.
Pero una fuente diplomática cercana a esas negociaciones asegura que la importancia de la Iniciativa no fue económica.
“El grado de intercambio de inteligencia que tenemos hoy no tiene precedentes. Hay muchas cosas intangibles que no se pueden medir ni con números, ni con acuerdos firmados ni con leyes pactadas”, dijo la fuente.
“Sí pagamos un precio, pero éste hubiera sido mucho mayor sin el nivel de cooperación que tenemos ahora. Tiene que pasar algún tiempo para medir el valor de esta cooperación y contrastarlo con lo que podemos tener en el futuro”, asegura la fuente.
Haiga sido como haiga sido, la relación bilateral con Estados Unidos, centrada en la seguridad por encima de los demás temas, fue responsabilidad absoluta del embajador en Washington. Ahí, si hubo logros fueron tan secretos o mal comunicados, que apenas empiezan a trascender.
Sarukhán se defiende
En entrevista, Sarukhán rechaza “contundentemente” que la seguridad haya sido el único tema de la agenda bilateral y dice que esto es “una muletilla muy fácil que entiendo refleja la preocupación de la ciudadanía”.
Y agrega: 
“Es cierto que la seguridad ocupó un lugar prominente en la agenda bilateral, pero (esta) es muchísimo más amplia que el mero tema de la seguridad”.
En terso lenguaje diplomático procede a hacer una defensa de su gestión antes de listar, uno a uno, los temas tratados y resueltos desde 2006 hasta la fecha, que incluyen asuntos comerciales y fronterizos.
“Solucionamos disputas comerciales, como en el caso del atún, que llevaba 30 años; del autotransporte, que llevaba desde la firma del Nafta y del etiquetado de origen, desde 1996”.
En el tema medular de la frontera, a raíz de la declaración de frontera Siglo XXI (firmada en la visita de Estado de Calderón a Washington en mayo del 2010), Sarukhán recuerda que “por primera vez en la relación bilateral hay una visión integral de los distintos temas que convergen en la frontera” como el agua, las infraestructuras, la facilitación comercial, los cruces y puentes fronterizos, la seguridad o el medio ambiente.
Se firmó un acuerdo que ha permitido “un manejo integral de los recursos acuíferos en las dos cuencas hidrológicas del Bravo y del Colorado” y, por primera vez en más de una década, se construyeron cuatro nuevos cruces fronterizos entre México y Estados Unidos.
Además Sarukhán menciona la “desregularización aduanera y comercial” iniciada con la adhesión de América del Norte al Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). “Lo que el TPP abre es la modernización del Tratado de Libre Comercio” sin necesidad de renegociar nada. También “la profundización de la relación comercial que, vía el mercado Asia-Pacífico, aumentará, y finalmente a crear lo que yo llamaría`un eje pensante´de países en la Cuenca del Pacífico”; es decir, acota, “un sistema de comercio libre y justo, con reglas preestipuladas”. 
Fue la seguridad, y nada resolvió
El alegato de Sarukhán llega un poco tarde quizás. Lo que queda en el imaginario colectivo es que la seguridad fue la joya de la Corona, y la única verdadera preocupación de México en su relación con Estados Unidos.
Ni hablar. “Fue una política exterior subordinada a Estados Unidos. Desde luego, la relación con (el vecino país) estuvo concentrada en el tema de la seguridad. Y sin embargo, no resolvimos los problemas que se plantearon, varias injerencias como Rápido y Furioso, el Receptor Abierto (ambos permitieron la entrada ilegal de armas a México) hasta el tema de Tres Marías, los Drones o Aviones no Tripulados”, dice Muñoz Ledo.
La operación “Rápido y Furioso”, que permitió entre 2009 y 2010 la entrega ilegal de unas dos mil armas a cárteles mexicanos para rastrear su uso, causó irritación en el gobierno mexicano, que inició su propia investigación sobre el caso, un pendiente mayúsculo.
Green dice que ella hubiera “exigido el contenido de ese programa y quizás comprometerme a no divulgarlo”.
Para la ex canciller priista, no hay duda. México perdió autonomía, último listón que distinguía al país frente a la comunidad internacional durante décadas.
“Hubo falta de coraje para defender algunos puntos como las operaciones encubiertas y el lavado de dinero”.
¿Y la reforma migratoria?
En su libro “Un hijo desobediente”, Calderón predice que en 2012 “logramos finalmente un acuerdo migratorio en el que ayudó mucho cambiar la polarización en la relación México-Estados Unidos”.
Nada más lejos de la verdad. La reforma migratoria se estancó.
Al igual que Vicente Fox, Calderón llegó en 2006 con el tema como prioritario en la agenda bilateral. Dos años más tarde, Obama prometió cambiar la ley, pero se tropezó con la oposición del Congreso, la crisis económica y su propia cruzada en pro del sistema sanitario universal, que logró.
Y un año después, Arizona aprobó la polémica SB1070 que declaraba a los migrantes ilegales, aunque fue frenada por los jueces, y en 2011, la Cámara de Representantes, el llamado Dream Act que legalizaba la situación de miles de jóvenes mexicanos que entraron ilegalmente en el país siendo niños, suspendida hoy por el Senado.
El gobierno de Obama expulsó 1.4 millones inmigrantes indocumentados, la tasa más elevada de deportaciones de presidente alguno de Estados Unidos. Tampoco tomó medidas contundentes para reducir el tráfico de armas hacia México, y su procurador de justicia, Eric Holder, estuvo directamente implicado en el fallido operativo Rápido y furioso que auspició la venta de miles de armas de alto poder a los narcotraficantes mexicanos.
En este escenario, Calderón la tenía difícil. Hasta ahora, ningún presidente estadounidense ha estado dispuesto a reformar una ley ante la oposición frontal de los sindicatos AFL-CIO. 
Para Sarukhán, la reforma migratoria “no es nuestra para negociar; es un tema de política interna”.
Pero, a decir de Muñoz Ledo, eso no debería impedir que México haga la lucha.
No “basta que el ejecutivo norteamericano diga que no tiene mayoría para la política migratoria. Es necesario construirla (…) con mucha más imaginación, con talento”. En todo caso, el futurismo de Calderón en su libro de campaña fue fallido.
En conclusión, todo esto ha provocado que la imagen internacional del país legendario como “pródigo”, tras dar la bienvenida en el siglo pasado a españoles que huían del franquismo y a latinoamericanos, de las dictaduras, se resintiera.
La postal del México calderonista en el mundo es, hoy por hoy, un señor del narco, un incendio en un casino, una balacera, una decapitación, un grupo de ahorcados bajo un puente o un episodio de vergonzosa negligencia en materia de seguridad.

La piedra de Sísifo para Obama


http://www.reporteindigo.com/reporte/mundo/la-piedra-de-sisifo-para-obama


Es cierto que Obama dijo que impulsaría la reforma migratoria, pero no necesariamente lo prometió para su primer mandato. Esa broma de mal gusto que solía hacer ahora le cae como a Sísifo la piedra.

A ver si esta vez el reelecto presidente demócrata le devuelve el favor, y la confianza, a la comunidad latina que lo ayudó a no desempacar su menaje en la Casa Blanca.
Porque, aunque fue una noche reñida la del Super Martes pasado, la victoria fue amplia; bueno, amplia para un país dividido y dentro del arcaico sistema electoral de Estados Unidos que necesita ponerse a la altura del siglo 21: Obama ganó con 303 votos del Colegio Electoral (a diferencia de 375 en 2008) y un millón de votos populares.
Así, el primer presidente afroamericano recibe otro mandato de cuatro años, que le dieron los latinos (69%), las mujeres (59%) y los jóvenes (60%). Tres minorías, que juntas son mayoría, con quienes Obama queda en deuda, una vez más.
Los hispanos le dieron el sí a Obama en rechazo al tono virulento de Romney contra los indocumentados durante las primarias así como su apoyo a la draconiana ley anti-inmigratoria de Arizona y su promesa de vetar el “Dream Act” —que ofrecería legalizar a muchos universitarios indocumentados.
Con ese voto de confianza que le dieron los hispanos, a ver si en estos cuatro años Obama logra definir una estrategia para sacar una reforma migratoria integral, “the whole enchilada”, uno de los grandes pendientes de su primer periodo.
Sospechamos que esta vez algo hará. Que sus esfuerzos no serán para impulsar la criminalización migratoria, el sello republicano. Sabemos que una propuesta suya a la Cámara de Representantes y el Senado no garantiza que pase sin problemas. La cadena Fox ya se lo advertía la noche de la elección: “Beware Mr President, tenemos la Cámara de Representantes” (244 contra 164 demócratas), pero esperamos, y la comunidad latina lo merece sin duda, haga su mejor esfuerzo para unir voluntades.
Desafortunadamente, hay evidencia de que el sistema electoral de Estados Unidos ha usado y luego descartado con relativa impunidad el llamado “voto latino”. 
Pero, insistimos, hay que darle el beneficio de la duda a Obama. Cierto que serán cuatro años donde habrá que seguirse mirando al ombligo (¡es la economia, estúpido!) pero Obama ahora sí tiene la obligación de mover sus alfiles para ayudar a la legalización de los indocumentados.
Y la relación bilateral con Mexico deberá iniciar un trabajo coordinado, no centrado solo en la seguridad. Sí habrá que entrarle al tema de las drogas, por lo menos de mariguana.
¿Le interesará a Obama, por ejemplo, hablar con EPN sobre una estrategia ahora que en Colorado y Washington mayores de 21 años pueden fumar marihuana para uso recreativo? No olvidemos que México es el primer productor mundial de cannabis, de acuerdo con el Reporte Mundial de Drogas 2009.
Por más felicitaciones que haya recibido de políticos mexicanos, ¿estará Obama interesado en hablar con el nuevo gobierno mexicano a calzón quitado de este tema?
Este reciente cambio en la ley federal de uso de drogas en Estados Unidos denota una tendencia sin duda. Hacia la legalización, como bien puntualiza el ex canciller Jorge Castañeda. 
Y no se vale que mientras México sigue poniendo los muertos, para el vecino del norte la marihuana sea para divertirse. Esa política contradictoria es insostenible para cualquier gobierno que se precie de tener dignidad.

Hillary y Ebrard o ¿Biden y Mancera?

http://www.reporteindigo.com/reporte/mexico/hillary-y-ebrard-o-biden-y-mancera
En un mundo al borde de precipicios fiscales y bancarrotas energéticas no cae mal hacer un poco de futurismo o, como dirían los sabios, política ficción, para distraer la atención de la poco atractiva realidad.
Aunque cuatro años en política es una eternidad –ya no digamos un sexenio-, los actores, tanto en Estados Unidos como en México, se mueven hacia esa meta en el tiempo y no está de más seguirles la pista.
Cierto. Son caldos que se cuecen aparte pero coinciden en sus aspiraciones. Ella, Hillary Clinton, arranca su campaña alejada del mundanal ruido, escribiendo sus memorias, mientras Marcelo Ebrard abiertamente la inicia en diciembre, o siempre ha estado en ella.
Aunque la saliente secretaria de Estado ha dicho que no contenderá (su rechazo no suena muy convincente que digamos), ambos son ya precandidatos extraoficiales en dos países que apenas inician nuevos gobiernos, el de EPN -que dura hasta 2018- y el segundo de Obama –hasta 2016-. Cosas veredes de la política.
Y que ambos tengan rivales fuertes y visibles: Miguel Ángel Mancera, en el caso de Ebrard, y Joe Biden, en el de la Clinton, abona terreno para quienes disfrutamos seguirle los pasos a los que podrían corregir –o todo lo contrario- el rumbo de dos países que, como escribió Alan Riding en 1985, siguen siendo “vecinos distantes”.
La funcionaria, cuyo nivel de aprobación es hoy por hoy es el más alto de sus 20 años de vida política, despierta pasiones encontradas.
Por un lado, la esposa del ex presidente demócrata más influyente del siglo 20, se ha ganado un importante apoyo global tras su peripatética existencia de los últimos cuatro años, y goza de una enorme reserva de cariño -y, algunos dirían, de culpa- entre quienes recuerdan su lucha fallida contra Obama en las primarias del 2008.
Pero algunos la detestan. La tildan de hipócrita, de neurótica incluso. Un observador político recientemente escribió “ha sido un desastre, cero logros” y su “complacencia con la tiranía en el mundo sin tener en cuenta a las víctimas ha sido atroz”.
Lo que es un hecho (no política ficción) es que la Clinton no le entrará a ninguna campaña a no ser que esté convencida de que va a ganar la batalla final, cosa que si fuera ahora mismo, pasaría, según las encuestas.
El caso de Ebrard es ligeramente distinto. Sus niveles de popularidad han bajado de manera alarmante a pesar de que se ha pasado el último año de su gobierno en una suerte de campaña de relaciones públicas, que ha incluido una boda con una atractiva diplomática hondureña.
En septiembre pasado, 56 por ciento aprobaba su desempeño, en contraste con tres meses antes, cuando el todavía jefe de gobierno del DF (hasta el cinco de diciembre) contaba con el respaldo de 64 por ciento, según una encuesta de un diario nacional.
Pero en julio pasado, cuando perdió AMLO frente a Peña Nieto, todos hablaban que Marcelo hubiera sido un mejor candidato.
Y sí, sigue siendo un candidato atractivo que buscará sin duda enamorar a los del otro lado del espectro político: la derecha. Porque después del líder histórico del perredismo mexicano, Cuauhtémoc Cárdenas, es suyo el título del político de izquierda más popular del país, según el más reciente Populómetro BGC-Excélsior de políticos en activo de la izquierda mexicana.
Pero ojo, ahí están Biden, en pleno ejercicio del poder, al lado de Obama, y Mancera, quien arrasó en las elecciones para jefe de Gobierno del DF, e inicia su carrera con el pie derecho, en todos los sentidos.
La moneda sigue en el aire.

Economista a la SRE

http://www.reporteindigo.com/reporte/mexico/economista-llega-la-sre

No hubo muchas sorpresas en el gabinetazo de Enrique Peña Nieto. La mayoría de los nombres ya se habían filtrado. Pero hubo uno que llamó la atención de moros y cristianos.
Nadie –o pocos– tenían idea que el nuevo canciller sería José Antonio Meade, economista por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y licenciado en Derecho por la UNAM.
Se hablaba de Emilio Lozoya, ahora Secretario de Energía; de Jorge Montaño, ex embajador de México en Estados Unidos; de Eduardo Medina Mora, actual embajador de México en Gran Bretaña y en los últimos días, empezó a sonar muy fuerte el nombre de Alicia Bárcenas, secretaria ejecutiva de la Cepal desde 2008.
Pero el bueno fue Meade, hasta el primero de diciembre Secretario de Hacienda de Felipe Calderón. Sin experiencia alguna en el terreno diplomático, ni en el internacional. Salvo su doctorado en Economía por la Universidad de Yale, pero ese no cuenta como experiencia en relaciones internacionales, o a lo mejor sí. Por lo menos en el México del futuro.
Meade fue director general de Planeación Financiera de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro; secretario adjunto en el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario; director general de Banca y Ahorro en la Secretaría de Hacienda; director general del Banco Nacional de Crédito Rural; director general de Financiera Rural y subsecretario de Hacienda.
Es decir, un economista con excelentes credenciales.
Hay dos cosas que no aparecen en su perfil oficial.
Como secretario de Energía en 2001, Meade ha sido uno de los grandes defensores de la importancia de abrir Pemex a la iniciativa privada. Es decir, de la “modernización” de la paraestatal que a su vez, es LA carta de presentación de EPN ante el mundo. Así se hizo evidente durante la primera gira por América Latina del entonces presidente electo. Y Meade será el encargado de promoverla sin duda alguna.
Además, al ahora canciller tiene dos padrinos de altos vuelos. Es amigo de Luis Videgaray, ahora Secretario de Hacienda de EPN y fue colaborador del ex secretario –también de Hacienda- de Vicente Fox, Francisco Gil Díaz, priista cercano a Carlos Salinas de Gortari.
Así las cosas, para muchos la candidata con mejores calificaciones para el puesto –si la apuesta es diversificar las relaciones comerciales e internacionales de México—era Bárcenas, quien estuvo presente en la toma de posesión de EPN y se mantiene al frente de la Cepal, como la funcionaria mexicana de más alto rango internacional.
Antes de viajar a México para asistir al cambio de mando entre el panista y el priista, Bárcenas alertó que lo más importante para su país era casualmente diversificarse, consciente como es de que “el impulso integrador” viene de sur a norte.
Para ella, desarrollar una mejor coordinación hacia el Atlántico con Brasil (¿Petrobras?) y hacia el Pacífico con la Alianza que integra Colombia, Perú y Chile, debería de ser la gran prioridad de la política exterior.
Todos sabemos que durante los últimos dos sexenios, México perdió presencia en el mundo. Los gobiernos panistas se olvidaron de América Latina, y la relación con Estados Unidos fue dominada por el tema de la seguridad. Con el regreso del PRI, hay esperanzas de que esto cambie. Pero está difícil lograrlo con un canciller sin experiencia internacional y cuyo gran listón es apoyar a EPN a difundir su decisión de modernizar Pemex…
¿Se mantendrá la ausencia de México que tan bien logró la política exterior del gobierno de Calderón en el mundo? Porque solo con la modernización de Pemex no se podrá hacer política exterior. ¿O sí?

‘Yo soy Chávez. Yo soy un pueblo ¡carajo!’

Es mediodía del 9 de octubre de 1967. El sargento Mario Terán le da el tiro de gracia a Ernesto “El Ché” Guevara, tras haberlo atrapado el día anterior en la Quebrada del Yuro, en Bolivia. Con esa muerte nace un célebre mito revolucionario en América Latina, el del muerto “que nunca muere”.
Hoy, casi 46 años después, la mayoría de las referencias al fallecimiento del Ché hablan de su “muerte física” porque hay el sentimiento de que su legado ideológico continúa. Y “El Ché” no habrá sido ungido como Santo por El Vaticano, pero sus fieles y devotos deben ser millones en el mundo entero.
Algo similar podría estar sucediendo con Hugo Chávez, quien se mantiene en silencio postrado en una incierta convalecencia en un hospital en Cuba desde hace casi un mes y no se presentará mañana jueves 10 en Caracas para tomar posesión como presidente. Ya las autoridades venezolanas han adelantado que la presencia del comandante enfermo era un mero “trámite”, aunque aparezca como requisito en la Constitución. 
Y ayer, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, leyó un mensaje del vicepresidente Nicolás Maduro confirmando que el presidente electo “no podrá comparecer ante la Asamblea Nacional” y asumirá en fecha posterior.
No dudo que haya quienes consideren un sacrilegio comparar al comandante bolivariano con el Quijote de origen argentino del Siglo 20, pero, guste o no, ambos son mitos de las revoluciones en nuestra América. 
Claro, el primero de dimensiones gigantescas, eternizado en aquella foto insignia que el fotógrafo cubano Alberto Díaz, conocido como Korda, le tomó hace medio siglo, con esa mirada que penetra montañas, su boina de guerrillero y el cabello alborotado, una de las imágenes más reproducidas, veneradas y comercializadas del siglo pasado.
Pero el segundo se le quiere acercar peligrosamente, incluso antes de morir si es que, en efecto, sigue vivo. Mientras su gobierno asegura que el paciente está “estable” asimilando bien el tratamiento “permanente y riguroso” para tratar una infección respiratoria que surgió durante una cuarta operación para atacar un cáncer de origen misterioso del pasado 11 de diciembre, el proceso de canonización en Venezuela ya inició.
Su imagen se transmite varias veces al día por televisión en el video #YosoyChávez, donde el líder bolivariano exclama “¡Chávez somos todos!”. Y en otro video “¡Yo soy Chávez. Yo soy un pueblo carajo!”.
El nombre del comandante bolivariano que casi ha regalado petróleo venezolano a los gobiernos de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), aparece plasmado como pie de foto en imágenes de personas que supuestamente lo admiran en Portugal, México, Colombia pero sobre todo en Venezuela.
Tras un fondo de música solemne, el líder que no conoce el silencio, como algunos le llaman, aparece recitando, besando niños y abrazando ancianos; hay fotografías de un Chávez adolescente bajo un cielo nublado, y termina con un Chávez meditabundo, bajo una lluvia torrencial, mientras aparece sobreimpresa la frase: “¡Yo soy Chávez!”.
Queda por supuesto la lógica sospecha de que todo es un montaje de culto a la personalidad del comandante. 
Es en todo caso un claro intento de convertirlo en un icono religioso. A todas luces, un esfuerzo orquestado para perpetuar su figura, pero sobre todo su proyecto político cuando su presencia “física” falte o el líder quede inhabilitado. 
Es decir, el principio de la creación del mito de otro muerto que nunca muere.