domingo, octubre 08, 2006

Sigue activo Cupido en Internet





Sigue activo Cupido en Internet

*Después de seis años de navegar y chatear, MARA encontró su media naranja.

México, 4 Oct (Notimex).- Si en el anonimato cibernético fracasó el supuesto romance entre Carlos de Inglaterra y Britney Spears, el "cuento de hadas" de MARA, una mexicana de 53 años y "Speedy", un británico de 70, es el botón de muestra: Cupido vive en Internet.

Es cierto que el ritmo del "ciberamor" ha caído de manera notable desde su boom hace seis años, y que muchas cibernautas conectadas a estos sitios se quedaron solas con una larga y triste lista de encuentros decepcionantes y citas fallidas.



Pero si las mujeres que buscan pareja o amigos en sitios web tienen la suerte de MARA, detectan y evitan aquellos que sólo buscan "cibersex" y logran que potenciales galanes caigan en mentiras y falsedades, no es remoto que encuentren su media naranja en Internet.

Le tomó seis años, pero la duranguense navegó siempre con prudencia, astucia y cuidado, hasta lograr su objetivo.

En los chats acostumbraba visitar la "sala" general, sin irse a "privado". Así, aprendió a leer entre líneas y fue "conociendo a las personas por su escritura, sus horrores ortográficos", hasta identificarlos incluso cuando cambiaban de alias.

Abrió un correo especial para sus comunicaciones con las más de 300 personas que conoció y siguió al pie de la letra las reglas de "Internet Dating Safety", que alerta sobre los peligros de las relaciones online e insta a no revelar sus datos de manera prematura.

Desde Durango, primero organizó reuniones a distancia con grupos de chats y, cuando logró un nivel de confianza razonable, en por lo menos seis ocasiones antes de conocer a "Speedy", MARA asistió a reuniones en lugares públicos, una vez acompañada por uno sus hijos.

"Organicé citas a distancia en México, y participé en reuniones en Guadalajara y Monterrey, donde conocí gente lindísima, pero sólo 10 saben mi nombre, que soy de Durango y que tengo dos hijos", cuenta en correo electrónico desde su nueva residencia en Inglaterra.

A pesar de los peligros, "es muy fácil encontrar pareja o amistades en Internet", especialmente para mujeres separadas con hijos que no salen de casa, para las que carecen de recursos para organizar reuniones sociales o las "desatendidas" por sus parejas.

Además, en sus palabras, "los que estamos en el ciberespacio tenemos carencias o necesidades similares, es decir, necesidad de afecto, de atención, de un cómplice a quien le puedas contar lo que te pasa sin temor a que lo divulgue pues eres anónima".

Y es que "sólo basta con teclear", sostiene la ex cibernauta que tuvo dos relaciones antes de encontrar a "Speedy". La primera, con su ex marido, duró 28 años. "No necesariamente tiene uno que estar divorciado para estar solo", explica ahora.

Meses después de una complicada separación matrimonial, cuando apenas se iniciaba en el mundo cibernético, tuvo una segunda relación, su primer y último "ciberfracaso".

El navegante era un británico alto, de profundos ojos azules y cabello completamente blanco cuyos hijos vivían en Estados Unidos. MARA accedió recibirlo en Durango donde se instaló para conocerla mejor.

El romance duró escasos meses. No era precisamente la relación más prometedora. El casi no hablaba español y ella, poco inglés.

"Se enojaba a cada rato, agarraba sus maletas y se regresaba a Estados Unidos con sus hijos; era muy violento, dominante, colérico. Un día decidimos que todo terminaba", narra MARA, quien confiesa que cuando inició sus visitas al "ciberamor" no sabía computación.

Ahora, aunque mantiene algunas amistades de sus años en los que ese mundo de Internet consumía su tiempo, dejó de frecuentar los chats. Está profundamente enamorada de "Speedy", a quien conoció en uno de tantos sitios donde elaboró un perfil y subió fotos.

Recuerda que cuando leyó los datos de quien ahora es su compañero de vida, primero se dijo: "Este hombre no me gusta pues dice que disfruta mucho el vino, debe ser un alcohólico".

El se sintió atraído por el perfil de MARA y le mandó tres mensajes. Ella reaccionó con el título del último: "Por favor". Sintió "un vuelco en el corazón" porque "Speedy", un ingeniero británico separado, con cuatro hijos casados, hablaba español.

Pronto, el potencial galán viajó hasta Durango para conocer a su Dulcinea. La pareja convivió en el estado norteño desde enero hasta abril de este año, fecha en que se mudó a Inglaterra, donde ahora vive lo que MARA define como "un cuento de hadas".

A "Speedy", "un hombre maravilloso" la ha unido "la similitud en necesidades". Para él, la relación con MARA es "su última oportunidad para ser feliz" y ella sostiene que "al fin encontré a un hombre para compartirlo todo".

"Soy muy feliz y afortunada. La felicidad existe dentro de uno mismo, el problema es que no tenemos con quien sacarla a flote," asegura MARA, quien no se considera "una aventurera" sino una mujer que "ha luchado por tener compañía para siempre", cosa que ya logró.

Júpiter Research, una empresa de investigación, asegura que la industria online del chat y los sitios de citas cibernéticas sólo creció 9 por ciento el año pasado hasta alcanzar 516 millones de dólares, cifra que palidece ante los miles de millones del año 2000.

También es un hecho que la actividad roba tiempo, que la navegante tiene que distinguir los fraudes y los maridos infieles de las almas con buenas intenciones, además de seguir al pie de la letra un código de conducta que aconseja el anonimato, entre otras cosas.

Según MarketWatch, este año dos de cada cinco solteros en Estados Unidos buscan pareja en Internet. Y Meetic, el sitio de encuentros más popular en Francia, mantiene 11 millones de suscriptores, cifra que tenía a principios de siglo en ese país.

En México, no existen datos para medir la popularidad de la industria de Cupido en Internet. Pero hace seis meses, después de seis años de navegar de manera regular en busca del compañero ideal, al menos MARA encontró su media naranja.

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