Hija de un bombero y una maestra ingleses, era una niña tímida que nunca se atrevió a preguntarle a su maestra cómo se llamaba. Siempre estaba distraída, soñando con viajes a otros mundos, con ser otra. No porque fuera infeliz, sino por el simple placer que le producía hacerlo.
Estudió para ser maestra pero terminó trabajando para una editorial, lo que la condujo a su verdadera vocación: la literatura.
Desde 1988, Geraldine McCaughrean (Middlesex, Inglaterra, 1951) escribe a tiempo completo, especialmente libros para niños.
Su lema es: “No escriba sobre lo que usted ya sabe; escriba sobre lo que usted quisiera saber”.
Eso es casualmente lo que Geraldine ha logrado con sus más de 100 libros para niños y adultos traducidos a 25 idiomas, incluyendo los best-sellers infantiles Storyteller y Little Storyteller.
De sus ocho novelas publicadas por Oxford University Press, siete le han merecido importantes premios literarios, como el Whitbread Children’s Award en 1987 y 1994, la Medalla Carnegie y el Guardian Children´s Fiction Award.
Desafortunadamente para nuestros niños (y para algunos de nuestros adultos), poco se conoce su obra en nuestro mundo editorial.
Su más reciente novela traducida al español, El Domador de Vientos (FCE), es un verdadero viaje —en un papalote—.
¿Puede imaginarse montado en ese papalote? Pues eso es casualmente lo que hace el protagonista de El Domador de Vientos, Haoyou, en esta historia ubicada en China del Siglo XIII. Para salvar a su madre, Haoyou se convierte en un jinete de papalotes y emprende un viaje que lo conduce al corazón de la corte imperial del Gran Kan. Y es un trayecto fantástico, que vale la pena compartir.
miércoles, noviembre 17, 2004
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