miércoles, junio 28, 2006

Presentan mujeres mayor propensión al insomnio que hombres





Presentan mujeres mayor propensión al insomnio que hombres

*Desequilibrios hormonales, una de las causas que la cifra se duplique
Por María Lourdes Pallais
México, 17 May (Notimex).- Hasta hace menos de una década, cuando una mujer informaba a su médico que dormía mal, éste le hacía poco caso y no tomaba en serio sus quejas. Hoy, diversos estudios revelan que la fémina es dos veces más propensa a padecer insomnio que el hombre.
"Es algo a lo que apenas hace unos 10 años se le empezó a poner atención pero que ya se sabía. Antes se le decía a la paciente, si estaba menstruando por primera vez, embarazada o en climaterio: aguántate el insomnio", refiere el neurosiquiátra Edilberto Peña.
Una revisión somera de la bibliografía de los trastornos del sueño muestra que, hasta fines de la década pasada, no existían diferencias entre hombres y mujeres en la población escogida para los estudios de insomnio, y el ronquido tenía una incidencia mayor entre los hombres.
Hasta entonces, el campo de las investigaciones del sueño descartaba o restaba importancia a las modificaciones fisiológicas del ciclo hormonal femenino y otras causas, como la depresión y la ansiedad, que intervenían en estos trastornos.
Hoy en día, expertos coinciden que esas modificaciones hormonales cíclicas son las grandes causales de los trastornos del sueño. Ello va en relación con el efecto del equilibrio estrógeno-progesterona sobre la función sueño-vigilia, agrega Peña.
La depresión y la ansiedad, que son dos a tres veces más frecuentes en las mujeres que en los hombres, también son detonantes. Una tercera, conocida como "hiperinsomnia", es el sueño fraccionario o "cuando una mujer duerme sólo tres horas seguidas en la noche".
Ante la queja de insomnio o somnolencia excesiva diurna, el médico debe averiguar la edad de la paciente; preguntar si el trastorno tiene periodicidad y si los síntomas relacionados con el sueño, se acompañan de otros asociados con su ciclo hormonal.
Síntomas "perimenopáusicos", como el decaimiento psicofísico, típico de la declinación hormonal, asociado al insomnio y la hiperemotividad, a veces no son reconocidos como tales, lo que las lleva a diversos especialistas sin lograr mejoría o con tratamientos inadecuados.
En opinión de la sicóloga freudiana brasileña Jussara Teixeira, sin embargo, los cambios hormonales no son la única causa de los trastornos del sueño de la mujer.
"Los determinantes son los conflictos síquicos que guarda la mujer. Conozco mujeres menopáusicas que no sufren de insomnio y otras que experimentan una situación de sobre sueño, o de no tener sueño del todo. Hay que buscar las razones por otros lados, como en su libido".
Al margen de las causas que generan los trastornos del sueño, la polisonografía, un encefalograma del sueño (el primer laboratorio se instaló en México hace 10 años), ha impulsado el desarrollo de una tendencia investigadora en ese campo en este país, informa Peña.
Asimismo, el mecanismo ha mejorado la calidad de vida de un alto porcentaje de mujeres quienes, hasta entonces, padecían de síntomas desagradables para los que sólo existían paliativos.
Hasta entonces, el tema transitaba un camino de polémicas e indecisiones sobre la aplicación de los tratamientos, debido a que, al inicio de estas novedades terapéuticas, cundieron justificados temores por los efectos secundarios indeseables.
"Por mucho tiempo, hasta fines de los años 80, se recetaba bensodiasepima (conocido popularmente como valium) para los trastornos del sueño de la mujer", recuerda Peña, también especialista de Médica Sur.
"El boom de esa medicina desapareció cuando descubrimos que la mujer aumentaba la dosis y empezaba el problema de tolerancia, la dependencia y de abstinencia", acota. "Hoy, lo que hacemos es tratar la causa, ir al fondo del asunto, no al síntoma".
A fines de la década pasada, la National Sleep Foundation de Estados Unidos publicó los resultados de una investigación sobre las alteraciones del sueño presentadas por un grupo de 1012 mujeres de 36 a 60 años, de diferentes lugares del vecino país.
El estudio arrojó datos sorprendentes: una de cada cuatro mujeres dijo sufrir de somnolencia diurna; la mitad de ellas confesó haber conducido en estado "somnoliento" y tres de cada diez aseguraron que sus problemas interfieren con sus actividades diarias.
El 46 por ciento de ellas aceptó que la misma anomalía afectó su relación de pareja y el 28 por ciento, que sus problemas de sueño le impedía cuidar bien de sus hijos.
Es importante registrar la existencia de un grupo cada vez más nutrido de mujeres investigadoras de todos los aspectos del sueño. La asociación se reunió en el último Congreso de la Sociedad Europea para la Investigación del Sueño, en Madrid en septiembre de 1998.
Su principal objetivo es difundir y profundizar el estudio de los trastornos del sueño en las mujeres sin distinciones raciales o geográficas.
Es de esperar que la acción de diferentes agrupaciones de investigadores (hombres y mujeres) contribuya al mejoramiento de la calidad de sueño de la mujer que, sin duda, es factor determinante de una mejor calidad de vida.
En conclusión, hoy no es un secreto que la calidad del sueño femenino es un componente importante de su calidad de vida. Dormir bien es esencial para el buen desarrollo de la mujer moderna en el mundo laboral y social en el que se mueve, y positivo para su bienestar general.
Además del tratamiento individualizado que debe recibir cada mujer para su trastorno del sueño, son importantes las recomendaciones respecto a los hábitos sanos para lograr un buen dormir.
Expertos recomiendan cenar por lo menos dos horas antes de acostarse; tomar un vaso de leche o de manzanilla, tila o valeriana antes de dormir; irse a la cama y despertar a la misma hora; conservar la habitación oscura, fresca, tranquila; tener el colchón y la almohada en buen estado.
También es importante recordar qué no hacer: actividades físicas o mentales fuertes, siestas; consumo de café, alcohol, cigarro; utilizar la cama para leer, ver televisión o discutir con la pareja.

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