sábado, marzo 25, 2006

Las fases y los desfases de Soledad Loaeza



Las fases y los desfases de Soledad Loaeza

Por María Lourdes Pallais

México 1 Marzo (Notimex).- Cálida y distante a la vez, con una inflexión casi infantil, Soledad Loaeza se confiesa incapaz de combatir la pobreza de México ("cobardemente la veo en abstracto"), no escribe ficción por temor a "que me regañen" y aunque ella no se considera autoritaria, sí reconoce ser terca y admira a las mujeres que combinan la fuerza y la calidez.

La investigadora no estaba en su cubículo del Colegio de México (Colmex) a la hora pactada para la entrevista con Notimex y hubo que buscarla en los corredores laberínticos del lugar. "Mil disculpas", dijo parca antes de sentarse en su pequeño espacio de trabajo en cuyas paredes cuelgan dos imágenes de mujeres que la politóloga admira: la escritora británica Virginia Woolf y la famosa imagen de la Adelita de A. Casasola.

De la primera dijo: "ojalá pudiera escribir como ella, pero es imposible. Sólo ella escribe como Virginia Woolf". Y sobre la segunda: "es la lealtad y la fuerza de la mujer mexicana".

Iniciamos la plática repasando su impresionante currículo. Soledad Loaeza es Doctora en Ciencias Políticas del Instituto de Estudios Políticos de París); Investigadora y maestra de Relaciones Internacionales en el Colegio de México (Colmex).

Además es editorialista; miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel III de Colmex, de la Academia Nacional de Ciencias y directora adjunta de Foro Internacional; fue coordinadora del Centro de Estudios Internacionales de Colmex (1976-1977); directora del Centro de Estudios Internacionales (1987-1992) y madre de tres hijos varones, felizmente casada.

-¨Cómo se definiría usted? Yo básicamente soy una maestra y una investigadora.

¨Y si tuviera que dejar alguna de esas dos actividades? Ay no, sería muy difícil. Disfruto enormemente dar clases y mi docencia es un apoyo de mi investigación. No puedo concebir la investigación sin docencia. Son dos actividades complementarias y me cuesta mucho trabajo pensar que tendría que dejar alguna de ellas. No puedo concebir una sin la otra. También soy periodista, editorialista: eso sí lo puedo dejar de hacer, aunque me divierte muchísimo.

-Pero sí lo podría dejar. Haría otra cosa por el estilo.

-Si no fuera maestra e investigadora, ¨qué otra profesión hubiera escogido? Quizás habría sido escritora.

-Pero usted es periodista, editorialista. Soy analista política, y me gustaría escribir ficción, tengo algunos ejercicios de ficción pero no me atrevo.

-¨Por? Las cosas que he escrito más personales no son de ficción, es que no me atrevo (a escribir ficción). Recuerdo a una amiga escritora americana, Mary Gold, cuando le dije "no me atrevo", me dice "¨quién te va a castigar?"

-¨Quién la va a castigar? Como niña tímida, contesta: No sé.

-¨Y la profesión que menos hubiera querido hacer? Bueno cualquier profesión que te pone un jefe.que son muchas (risas).

-¨Es usted autoritaria? No creo. Tengo reglas claras, pero mis hijos jamás se habrán quejado de que soy autoritaria, nunca, al contrario: no sé que querrá ser una madre autoritaria.

-Una que impone su opinión. No, tampoco tengo esa fuerza, ni la he tenido nunca, no creo en eso: creo en la persuasión. Trato de ser conciliadora, cuando he tenido cargos de responsabilidad. Por ejemplo, cuando fui secretaria general del sindicato, uno se da cuenta de que uno tiene que ejercer enorme disciplina sobre uno mismo: tiene uno que controlar sus simpatías, sus antipatías. ¨qué argumento? ¨y cómo trato de convencer a la gente de lo que yo creo? También lo hago. A veces eso se confunde con testarudez o incluso con autoritarismo. Nuevamente las mujeres que más éxito tienen son las que no se defienden.

-¨"Éxito" en qué sentido? En todo. Las que no se defienden.

La expresión del rostro cambia un poco. Su expresión es ahora casi rígida, severa. Se ha puesto su adusto sombrero de analista política y, adelanta que su candidata es Patricia Mercado porque es "una luchona" aunque, agrega, "la misoginia" de los mexicanos no permitirá que una fémina llegue a la silla ejecutiva en el futuro próximo.

-¨Está México listo para una Presidenta? No, definitivamente que no. La misoginia en México está muy viva, es bastante primitiva, no es sofisticada, es muy bajita, muy elemental.

-¨Es entonces ese un espacio cerrado para la mujer mexicana? Pienso que sí porque los hombres les tienen miedo a las mujeres fuertes, las ven como una verdadera amenaza.

-¨Y lo son? Toda mujer que se resiste es una amenaza. He pensado mucho en esto últimamente. La mujer más popular es la que no se resiste. Recuerdo lo que se decía en los setenta a una mujer violada: "Relax and enjoy it". Ese es el tipo de mujer que los mexicanos tienen en la cabeza. Las mujeres fuertes sí son una amenaza y una buena parte de ellas pasan por la vida simulando que son débiles.

-¨No es su caso? No la verdad. No me propuse ser como soy. Simplemente así fui, como muchas otras. Hay muchísimas mujeres fuertes en México y muchas se sienten obligadas a simular fragilidad, de la misma manera que creo que una mujer que esconde su fuerza tiene mayor capacidad de negociación que una mujer que no la esconde.

-¨Usted no la esconde? No tengo esa capacidad. No es que uno sea fuerte, uno es agresivo. No es que uno tenga la capacidad de defender sus puntos de vista con argumentos sino que uno es terco. Lo que es una virtud en un hombre es visto como un pecado gravísimo en una mujer: que la inteligencia es un atributo masculino por definición. De niña, mi mamá me decía "piensas como hombre".

-Es decir, como niña que piensa. No, las mujeres no piensan, ni como hombres ni como nada. Las mujeres sienten, son sentimientos. Está el otro estereotipo de que la mujer que piensa no tiene sentimientos, es dura, no siente. A mi sí me ha tocado a lo largo de mi vida, y recientemente tuve una experiencia que me hizo pensar mucho en eso, me ha tocado atravesar por ese estereotipo incluso en el seno de la familia.

Su cubículo está tapizado de fotos de su familia, un par de cuadros, y se abultan los libros, los documentos sobre las repisas, y los trabajos de sus alumnas por revisar, sobre dos escritorios. Soledad Loaeza mira de frente a la entrevistadora.

-¨Qué estereotipo encontró en su familia? No misoginia. Mis hijos no pueden ser misóginos, no sólo porque tienen una mamá fuerte, sino porque tienen muchas tías. Yo pertenezco a una familia que somos 7 mujeres, todas muy fuertes; y por el lado de su papá tienen 3 tías muy fuertes. Mis hijos crecieron en un medio de mujeres profesionistas con personalidades fuertes, luchonas, trabajadoras, difícilmente podrían ser ellos de otra forma.

-¨Cree que es posible combinar el éxito profesional con la maternidad? Yo creo que sí; muchas mujeres, de la misma manera que logramos reconciliar la capacidad para trabajar con la capacidad de tener una familia, de llevar una vida familiar.

-¨Usted ha logrado esa reconciliación? Desde luego; yo no soy Super Mujer, pero creo que se puede hacer. Claro, en México y en muchos otros países de América Latina, las mujeres de clase media tenemos una ventaja muy grande frente a mujeres del mundo desarrollado que no tienen el tipo de ayuda que nosotras podemos tener, sin necesidad de ser millonarias: tenemos ayuda en casa, que es muy importante para poder reconciliar el trabajo con la vida familiar (.) y mi trabajo académico es particularmente favorable, porque es muy flexible, los horarios son muy manipulables y se reconcilian con los hijos.

Ríe satisfecha, con rostro de triunfadora antes de contestar cuál es su palabra favorita: "Calidez".

-¨Se considera una mujer cálida? Es lo que me han reprochado. Tal vez es que me dicen que no lo soy. Aunque, claro, hay quien dice eso porque no me conoce.

-¨Y la palabra que más detesta? Desprecio

Ahora endurece el rostro. Frunce un poco el ceño y explica porqué detesta esa palabra, o más bien, porqué detesta a la gente que desprecia:

Me parece inaceptable. Es un sentimiento que no creo que nadie puede experimentar sin auto disminuirse. No creo que nadie tenga el derecho de despreciar a nadie. Yo cuando oigo a alguien decir "desprecio a fulano", en primer lugar, me parece impensable. Hasta el más abyecto criminal, sigue siendo un ser humano.

-¨Cuáles son las cualidades que más admira en un hombre? Desde luego, la inteligencia, la generosidad, la lealtad, la calidez.

-¨Y en una mujer? Pues yo diría que.no la inteligencia necesariamente. Pienso que hemos sobrevaluado la inteligencia. Muchas veces no nos damos cuenta que una mujer es inteligente aunque no haya sido educada. Y creo que muchas veces las mujeres somos descartadas injustamente, porque no hemos tenido la oportunidad de explotar o de desarrollar nuestra inteligencia natural. Creo que la honestidad y la libertad son fundamentales. A mi me molesta horriblemente la trampa. Por eso, muchas veces parezco rígida.

-Respecto a las mujeres jóvenes: ¨Usted piensa que están regresando al pasado, a los valores más conservadores? No, no lo creo, al menos no mis estudiantes. Son infinitamente más desinhibidas, en términos de comportamiento. Ahora hablan igual que los hombres.

-¨Las jóvenes que combinan o quieren combinar profesión con familia? Creo que esto es parejo. Es decir las que prefieren combinar y las que no. Mis estudiantes (de 21 a 30 años), desde luego, son mujeres jóvenes que quieren una carrera, que tienen ambiciones intelectuales; estoy muy orgullosa porque ellas han hecho carreras muy distinguidas.

-Pero, ¨y el matrimonio, la pareja? Bueno, no todas lo han resuelto. Lo que sí han hecho es que han pospuesto los hijos. Yo tuve a mis hijos relativamente temprano. Ellas tienen la carrera resuelta de alguna manera antes, terminan el doctorado, tienen la posición profesional más sólida. Una vez que ya lo tienen hecho, entonces tienen hijos.

-¨Cree que a las jóvenes estudiantes mexicanas "les vale" la política? Bueno, yo estoy en un medio en el que no pueden ser así. A las que les di clases en alguna maestría de género, son activistas, no son nada indiferentes. Claro, yo me he topado con muchísimas mujeres muy sorprendentes, muy dedicadas.

-¨Y quienes son las modelos de estas mujeres? ¨Adelita? No lo sé.

-¨Virginia Woolf? No creo.

-¨La Woolf es su modelo? Si yo pudiera escribir como ella., bueno, nada más ella puede escribir como ella. Pero Virginia Woolf era una mujer tremendamente vulnerable. Es difícil hablar de mujeres como modelos, aunque tengo una admiración por Simon Weil, la política, no la filósofa, que no conozco ni la voy a conocer jamás. Me gustan las mujeres que son capaces de combinar la fuerza y la calidez, que tienen una obvia calidad emotiva, una capacidad de solidarizarse. He aprendido mucho de mis amigas, tengo muchas, y no necesariamente todas están dedicadas a lo mismo que yo.

-¨Y las modelos para las mujeres jóvenes? No lo sé, no les he preguntado, tal vez tendría que hacerlo. No se me había ocurrido, pero me imagino que les llaman la atención algunas escritoras.yo tengo mujeres que han sido mis asistentes, que quieren reconciliar la vida profesional con la familiar, no quieren sólo ser profesionales, alguna vez lo leí: "mujeres que lo quieren todo".

-¨Se puede? Pues yo tengo una bonita familia, estable, bien ajustada, mis hijos trabajan, son hombres de bien, eso es muy importante.

-¨Sale usted alguna vez del ambiente intelectual del Colmex? Siempre, yo, siempre.

-¨Adónde va? Todos los martes juego cartas con mis amigas. Tengo amigas de cuando yo tenía 5-6 años.

-La pobreza en México, ¨la conoce de cerca? Yo viví una pobreza de clase media, muy limitada de dinero, soy la más chica de una familia numerosa. Una de las razones por las que yo creo en la meritocracia es porque, cuando estaba en segundo de primaria, me dieron una beca. Mi mamá sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, orgullosamente le decía todo el mundo que no tenía que pagarme mi educación: que yo solita me la pagaba. No se dio cuenta, porque no creo que fuera su objetivo, que desde que yo tenía ocho años, me hicieron sentir que yo sola podía salir adelante. Y sí: fui becaria profesional.

-Me refiero a la pobreza extrema. La pobreza de este país es, evidentemente, algo que me duele, me duele muchísimo. Me duele tanto que, cobardemente, la veo en abstracto.

-Se cierra un poco.Si, porque no creo que tenga la capacidad de combatirla ni de luchar.¨Que es lo más que puedo hacer? Educar a mis estudiantes que vienen de medios muy desfavorecidos y terminan haciendo doctorados en Yale.

-¨Cree que la democracia liberal es el mejor sistema para la felicidad? Sí, sí creo, como (Harry) Truman, pero no me quiero comparar con él (risas), no es un personaje ni admirable ni imitable. Yo creo mucho en la meritocracia, y que únicamente funciona en la democracia liberal. Estoy conciente de que hay individuos que nacen en condiciones muy adversas para su desarrollo, pero también creo que la democracia liberal es el único sistema de gobierno que les daría oportunidad, si no a todos, por lo menos a algunos, para salir adelante.

-¨Se puede jugar con el poder como si fuera un osito de peluche? No, yo creo que el poder es un animal peligroso, que hay que mirarlo con mucha distancia, porque el poder devora a la gente. Quien cree que puede jugar con el poder, termina siendo aplastado por él.

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